Tengo que
contarte Gary como Yo lo recuerdo. Tu estabas nervioso y emocionado. Te
sorprendiste al ver que había latinos que no hablaban nada de español. Si, me
acuerdo de que me contaste que tu refugio fue una tribu venezolana que albergaban
a todos los latinos. Me acuerdo mucho de ellos, son gente buena. Me acuerdo de
que te pusiste serio cuando uno de ellos te dijo Marico y que casi le respondes
como se lo merecía (jajajaja) pero luego nos enteramos de que no significa lo
mismo que en Perú, lo mismo que arrechera, ¡que no te aguantabas la risa cuando
una venezolana decía que estaba arrecha! Jajajaja.
Pero no es
eso lo que quiero recordarte hoy, en tu grupo, todos hablaban Ingles, era un grupo
variopinto, tú que eres bien fijón. Te diste cuenta de los cortes en el brazo
de un jovencito delgado de cabello rubio y largo que le llegaba al hombro,
contaste como 7 cortes en los brazos, no cabía en tu cabeza como un jovencito
podía fumar como camionero, una gran cantidad de personas lo hacían.
Había un
tipo alto, siempre usaba polos negros, su piel blanca y barbas castañas, de
andar amanerado y hacia un esfuerzo por ser varonil, en su brazo tenía tatuado
la señal de los mortífagos y en la base decía memento mori, ya conocías
esa frase hace mucho tiempo y eso fue motivo de una agradable conversación, con
ese muchacho, te alegraste de que te entendiera sin problemas, tu Ingles había
mejorado un poco.
Había un
moreno, muy jovencito, Daquann, se notaba la inocencia en su carita, sus ojos
tenían ese brillo de la gente joven, sus ojos aun sonreían, si, Gary la gente
puede sonreír con la mirada, Si, Gary tus ojos cansados aun sonríen. Me dio
pena cuando me contaste, te lo encontraste 3 veces más en el lapso de 5 años y
la última vez fue terrible ver que el brillo de su mirada ya había
desaparecido, las drogas seguramente habían perdido su mirada y esos ojos
inyectados en sangre, su piel ceniza, ¿has visto antes a un moreno pálido y
cenizo? Ojalá encuentre su camino.
Pero es de
este señor del que quiero hablar, tú me decías que te recordaba al conserje del
Colegio de los Simpson, pero con ropa de vaquero. Yo calculo que tendría casi
60 años cuando lo vimos por primera vez, era alto y delgado, se le veía
musculado y aun así era delgado. Siempre aparentaba saber todo, cuando hablaba
no preguntaba, el hacia afirmaciones categóricas, que tú en tu ignorancia
creías.
Tú que eres
preguntón por naturaleza levantabas la mano a cada rato y al parecer eso le
fastidiaba a este individuo, sus bigotes castaños casi rojizos se movían
desaprobando cada pregunta que hacías. Jajajaja Y tu preguntabas porque no entendías,
pero no entendías porqué el acento del profesor era raro y te era difícil de
entenderlo y en esa situación jajaja seguramente todos pensaban que tenías una
especie de retraso mental.
Un día hubo
una lluvia inmensa, era como si estuvieras debajo de una ducha, esos 5 metros
que separaba la puerta del carro con la puerta del edifico fue suficiente para
que se te moje hasta el calzoncillo. Llegaste al comedor, una sala llena de
mesas y asientos rodeados todo de máquinas expendedoras de comida. Tu estabas
maravillado por la lluvia aun no te habías acostumbrado.
Y ahí ocurrió lo del agujero. Viste al tipo con
una bota en la mano, una media blanca y sucia y llena de algo que pensaste era
sangre, pero en realidad era que el cuero mojado tiño la media, tu como
pensaste que era sangre ofreciste tu ayuda y el tipo avergonzado por el agujero
en el zapato te lanzo una mirada amenazante, se puso el zapato al vuelo y se
fue al salón. La imagen de hombre de mundo, de conocedor, de firmeza se le
desbarato en segundos y no volvió a las capacitaciones, su fortaleza de cristal
la rompió el mismo, tu solo querías ayudarlo sin saber que reaccionaria así,
muchos meses después lo encontraste en un Pasadizo de Walmart te barrio con la
mirada y siguió caminando, ignorando olímpicamente tu saludo. Y te acordaste lo
que siempre te decía tu abuela “Saluda hijito, no importa si no te contestan.”