María
Gracia miraba hacia la calle porque quería ser ella la primera en verlo, su
curiosidad la arrastro hasta aquella mesa del lujoso café, había esperado 50 años por este día.
María
Gracia tenía 20 años cuando lo conoció, se enamoraron perdidamente uno del otro
y un mes antes de casarse el la abandono. Se hizo literalmente humo, fue
imposible encontrarlo, ella recorrió comisarias hospitales buscándolo pero
nunca pudo encontrarlo.
Lima
era diferente en esa época, era más pequeña, la mitad de las familias de lima
conocían a la otra mitad, las cosas se ocultaban, un embarazo fuera del
matrimonio, un divorcio, líos de faldas y otras cosas más que las familias "bien"
de esas épocas debían esconder para mantener las apariencias.
Pero
María Gracia era diferente, como ella misma decía “una
mujer con los ovarios bien puestos”, el abandono la hizo más
fuerte y algunos años después volvió a encontrar el amor en brazos de otro
hombre pero Israel le dejo una huella imborrable, fue así que secretamente
María Gracia nombro a su primogénito con ese nombre.
Con
el tiempo sus heridas cerraron y como sucede con las cicatrices que uno tiene,
uno las ve y aunque ya no duelen uno recuerda cómo se las hizo, las cicatrices
del alma son parecidas. Con 70 años encima su porte elegante no había
disminuido, su cabellos blancos adornaba su cabeza y fue ayer cuando el mundo
le dio un giro de 180º recibió una llamada en su celular y reconoció la voz de
Israel de inmediato, estaba sorprendida.
Habían
pasado 50 años y la voz era la misma, conversaron largo rato, fue una
conversación extraña, no hubo reproches, el odio que en algún momento sintió
hacia él se diluyo en el tiempo hasta convertirse en nada, un día simplemente
dejo de pensar en el, se acostumbro a usar aquel nombre por eso lo asocio con
su hijo, Ya no le dolía escucharlo, por eso adoraba a su primogénito con todas
sus ganas y ahora escuchando a aquel hombre solo tenía curiosidad, acordaron
encontrarse en un café muy conocido. Ella pidió una mesa con vista a la calle.
Mientras
jugaba nerviosa con su anillo de matrimonio, recordó como Israel besaba sus
manos con una pasión avasalladora, los besos eran el preludio de un trajín
amatorio que terminaba con los dos agotados uno encima del otro, se sorprendió
ella misma, con un rubor en el rostro que ya casi no recordaba. Grande fue su sorpresa
cuando la voz de Israel la saco de sus recuerdos.
Pero
lo que vio la asombro mas, ahí estaba Israel tal como lo recordaba hace 50 años, su
rostro juvenil, su sonrisa, una barbita de 3 días que lo hacían ver como el joven que era, María Gracia sorprendida solo atino a retroceder en su asiento para verlo mejor, iba a abrir la boca para hablar pero Israel se le adelanto, Tengo que contarte muchas cosas, pero lo primero que quiero decirte es que no he dejado de pensar en ti ni un solo segundo... Yo no envejezco - dijo como si estuviera avergonzado-, tengo muchas cosas que contarte, eres a la única a la que le diré mi secreto.
María Gracia con su mano marchita le hizo señas para que se siente frente a ella, ese sexto sentido que tienen las mujeres se agudizan con los años así sabia ella que Israel no mentía, Te escucho, creo que esta historia sera interesante... y así comenzo su relato el hombre que no podía envejecer.