domingo, 31 de julio de 2022

Un golpe bajo

Clint es un amigo que conocí en el gimnasio, Yo voy por mi constante lucha contra mi obesidad, esa barriga que siempre me ha acompañado y que rehúsa abandonarme, él va para no perder la fuerza, es un hombre delgado, muy delgado.


Clint es un gringo poco común, es sociable y habla algunas palabras de español, cruzamos algunas palabras durante el entrenamiento, nos saludamos cuando llegamos.

Hoy llegó al gym con dos de sus hijos, el mayor le llega al hombro y no se parece en nada a él, el muchacho debe tener unos 14 años, el segundo debe tener 11 y es una bala en toda regla y es copia fiel a su padre, el primogénito debe parecerse a su madre.

Clint es de los clásicos americanos, que lidia con sus hijos de una manera que los latinos, especialmente los peruanos (de mis tiempos) no lidiarían jamás. Clint le da unas indicaciones muy acertadas a su hijo, le ayuda a corregir su posición, la forma de pararse para distribuir su peso de manera adecuada se desvive por ayudar a su hijo.

Pero el primogénito esta en otra, se fastidia cuando lo corrigen, hace muecas que disimula muy poco, su padre insiste en ayudarlo, llego un momento donde fue realmente malcriado y me dio tanta colera (es que soy bien metiche a veces) y metí mi cuchara en estofado ajeno.

Tu padre trata de ayudarte, no seas tan malcriado, Se que eres aun muy joven para entenderlo, pero llegara el momento cuando el ya no este y lamentaras haberlo tratado así, espero nunca olvides cuando lo tratas mal (si, lo sé, soy malo, pero quería castigarlo con el mayor terror de todo niño).

Se que mis palabras impactaron donde debían golpear, lo note en su cara, primero fue vergüenza y luego un poco de miedo, miro a su padre por unos microsegundos y luego bajo la mirada, I’m sorry dad I didn’t mean it, sé que la idea de perder a su papá lo impacto.

Mi padre nunca tuvo la gentileza de enseñarme con la paciencia que lo hace tu padre, para el su trabajo era lo primero, me levantaba a las 5am me obligaba a correr detrás suyo, el no se detenía, seguía corriendo, llegaba hasta donde debía llegar y luego debía seguir corriendo detrás suyo. A veces disimulaba su indiferencia con uno que otro regalo, pero su atención nunca fue para sus hijos.

Cuando vi lo que hizo este muchacho, desperdiciar un regalo que tanto anhelaba, no pude evitarlo, solo espero que recuerde mis palabras cada vez que le conteste mal a su padre. Y en este azar que es la vida, hay quienes tienen buenos padres o se convierten en buenos padres si no los tuvo

2 comentarios:

  1. La cultura latina y sajona es diferente, incluso para eso.

    Saludos Gary

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  2. Muchas veces lo que necesitan es que gente de fuera les repita la misma lección que los de su propia familia intentan darle. Y se necesita a veces repetir infinidad de veces, hasta que finalmente la entiendan. Al paso de los años (décadas, a veces) es cuando lo comprenderán y apreciarán.

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han hecho catarsis