Le pedí a ese hombre que abandone la habitación, no quería que nadie vea o toque el cuerpo desnudo de mi esposa. Aquel costurón en el medio del cuerpo era lo único extraño en ella, parecía como dormida, sus ojos cerrados y su cabello desordenado, su cabello gris y blanco, ya no era la cabellera larga y negra de la que me enamore.
Nos conocimos en la universidad, ella era de dos promociones después de la mía, nos encontrábamos en el patio o en la cafetería, pero durante nuestras vidas universitarias nunca cruzamos palabra alguna. Años después nos encontramos en el trabajo, ella (otra vez) era la nueva y yo llevaba trabajando desde que me gradué. Hola me dijo con esa sonrisa perfecta, con esos dientes tan blancos y ese cabello tan largo y negro.
Intentamos mantenerlo todo a nivel laboral, pero nuestros deseos eran más fuertes, luego de 4 años de noviazgo decidimos casarnos, un año después vino mi Joaquín y luego mi Elenita. Nuestra vida no fue todo color de rosa, tuvimos peleas y distanciamientos, pero gracias a eso tuvimos también reconciliaciones de novela. Estuvimos a punto de divorciarnos 1 vez, nunca dejamos que nuestras peleas lleguen a oídos de nuestros hijos. Creo que haciendo un resumen, nuestra vida juntos fue lo mejor.
Nuestra vida juntos que curioso decir eso frente al cuerpo de mi esposa, con la ayuda de una esponja y agua perfumada recorro su cuerpo, la colonia cítrica es… era su favorita, seco su cabello, sosteniendo el peso muerto de su cabeza, si parece dormida, creo que en cualquier momento puede despertar, pero lo frio de su piel me dice que eso no ocurrirá nunca más.
Cepillo su cabello cano y veo mis manos, tan viejas, pobladas de lunares y torpes en sus movimientos, la cepillo despacio con amor, con el amor que a veces no supe o quise expresarle. Visto su cuerpo, que también era mío, aquel cuerpo que tanto desee y que a partir de ahora añorare.
La vestí, con paciencia, recordando cada caricia que ella me daba, cuando termine le di un beso en la frente y abrí la puerta para que entren los demás, sin saberlo me había tomado 4 horas, fui donde estaban mis nietos, les explique que la abuela estaba dormida y los saque de ahí, no estaba bien enfrentarlos a la muerte siendo tan jóvenes, prefiero que sus recuerdos sean de cuando estaba viva.
Una parte mía se murió con ella, pero paradójicamente algo de ella vive en mi. jajaja Hasta que la muerte nos separe, ni ella podra separarnos mi viejita! Ni la muerte!