Fui a la fiesta porque algo me decía que debía de ir. Usualmente no salgo a fiestas, odio la bulla de las discotecas, el tumulto, tanta gente apretada me asfixia, el olor a cigarro me mata lentamente, además que al día siguiente la resaca me quita horas de vida.
Pero algo me decía que debía ir, mis amigos insistieron para que vaya yo me hice de rogar y acepte a regañadientes, porque por dentro alguien me gritaba que vaya.
Al entrar y ver las luces de colores me di cuenta que no había marcha atrás, todos eramos hombres, noche de patas, como le decimos a nuestros encuentros eucarísticos (momento en el que tomamos hasta ver a Jesucristo en su segunda venida jejejejeje , claro todo gracias al alcohol!) y las noches de patas sabemos que cada uno debe pescar a alguien si desea bailar.
Pase toda la mañana en la piscina y sentia la espalda y el pecho en carne viva. Cada movimiento para caminar hacia que mi camisa roce mi piel y era un tormento cada vez que alguien me rozaba en la discoteca. No tenia la mas mínima intención de bailar, me adherí al asiento y conversaba con Jorge tratando de animarlo y haciéndole ver que aunque termino con su flaca el mundo no ha terminado. Yo estaba decidido a no moverme de mi silla, el alcohol ya estaba haciendo su trabajo en mi.
Y de pronto apareció, lo primero que pensé "debe ser una de esas" y aun asi me resultaba familiar, pero había algo mas, estaba sobria, sola y simpática algo inusual a esa hora de la madrugada.
Comenzó con la vieja excusa de "tienes fuego", (nota mental, Gary lleva siempre un encendedor aunque no fumes!!!) yo quería transmutar el universo entero en un encendedor pero no era posible, le ofrecí mi cigarro para que lo prenda ( ya se! ya se! que falta de estilo!!) pero era lo único que tenia. Ya nos conocíamos de una reunión anterior, pero no recordaba su nombre. Hablamos de varias cosas, la bulla nos obligaba a acercarnos para hablar, sentados eramos casi de la misma altura, de pie yo le llevaba unos cuantos centímetros, era alta.
Me acerque para responder una de sus preguntas y ella no se si a propósito o no giro y nuestros labios se juntaron. Lo que siguió después fue una serie de abrazos y besos como nunca antes había tenido, el humo desapareció, de pronto todo se volvió silencio, podía escuchar solo su respiración y la mía, mis brazos la apresaron y ella se acurrucaba en mi pecho, acariciaba su pelo me divertía acariciando su cabeza, ella coloco sus brazos alrededor de mi cuello y me besaba, la luz desapareció y torpemente adivinabamos la ubicación de nuestros labios, a veces besaba su nariz, pero parecía no importar, todo alrededor nuestro era silencio y vacío. A ambos nos faltaba el aire. Yo la abrazaba como hace mucho no hacia con nadie, era como si en cada abrazo quisiera protegerla acercarla a mi pecho y no soltarla, ella se acurrucaba en mi pecho mientras besaba mi cuello, sujete su cabeza y junte su frente a la mía, ella me abrazaba , yo recorría sus caderas y muslos. Una maldita llamada nos trajo de nuevo a la realidad. Me miro confundida, tengo que irme me dijo, yo me quede sin palabras, todas mis fuerzas se habían ido en esos besos y abrazos. Quise preguntarle su nombre , pero no me dejo preguntarle, su índice sello mis labios, se acerco me beso como una despedida y me dejo su nombre.
Se perdió en ese mar de gente, me quede (literalmente) HUEVON! me sentía como en esas películas tontas, donde uno debe correr detrás de la chica y no dejarla ir nunca pero no lo hice.
No es como en los cuentos, donde ella deja caer su zapatilla para poder ubicarla, no pude obtener nada, ni teléfono ni mail!! nada de nada. Solo su nombre y de despedida el beso que me diste.