Para cuando me haya ido no llores –dijo con mucho esfuerzo-, no tiene sentido derramar lágrimas por quienes se van.
Ella trato de aguantarse el llanto pero no lo logro y unas lágrimas resbalaron
por su rostro mientras acariciaba las pálidas mejillas de su esposo en un
intento de retenerlo a su lado, pero a él la vida se le iba segundo a segundo.
Las
palabras pueden construir mundos, hacer realidades los sueños o hacer realidad
la más terrible de las pesadillas, Ya no se
puede hacer nada mas fueron las palabras que ella no quería escuchar
del doctor tan joven como el menor de sus hijos. Ambos se habían preparado para
este momento, hace muchos años cuando hablaban hipotéticamente de sus tan
lejanas muertes, cuando en la mañana hacían el amor rápidamente antes irse a
trabajar.
O
cuando hacían planes en el caso de que uno de los dos faltase pensando siempre
en sus tres hijos. El tiempo pasó, sus hijos crecieron y luego vinieron los
nietos, las preocupaciones disminuyeron ya que es más fácil criar un nieto que
un hijo, solo les entristecía saber que cada vez les quedaba menos tiempo con
ellos.
Necesito y quiero estar a su lado,
respondió ella al doctor mientras lo abrazaba, el galeno se conmovió por
aquella mujer pues vio en ella a su propia madre y ordeno a una enfermera Traiga por favor ropa estéril para la señora, acompañara
a su esposo, luego de un rato ella entro a la habitación vestida con
esa ropa estéril y blanca con lagrimas derramándose por su cara, mientras se
acercaba a el paso a paso recordó el día de su boda, también vestida de blanco
y nerviosa, el haciendo un esfuerzo le dijo Para
cuando me haya ido no llores, no tiene sentido derramar lágrimas por quienes se
van, el acuno las manos de su esposa entre las suyas y la beso y así
se despidió.
Llámalo
magia o milagro si quieres pero en el momento que Juan cerró los ojos y antes
de que se apague su vida un recuerdo se instalo en ambos corazones y como si
volvieran a vivir lo ocurrido hace muchos años recordaron la promesa que se
hicieron juntos.
Juan
¿quieres recibir a Leticia como esposa y prometes serle fiel en las alegrías y
en las penas, en la salud y en la enfermedad y, así, amarle y respetarle todos
los días de tu vida hasta que la muerte los separe?
Ambos contestaron con un sonoro SI.