Hace dos semanas me vi con mi Padre, nos vimos después de mucho tiempo, el motivo era desayunar, conversar y entregarle unos presentes que hace mucho tiempo había enviado mi hermana para él. Entre las cosas que le entregue había un pequeño álbum de fotos de mi sobrino que yo miraba en el taxi y la ultima foto me hizo llorar, ahí estaba mi abuela al costado de mi sobrino. La tristeza me envolvió de golpe. Su ausencia aun me duele y la veo y recuerdo a cada rato.
Me encontré con mi padre que venía acompañada de la menor de sus hijas, fue un encuentro raro, era como si mi padre hubiese dejado de serlo para ser papá de esa pequeña niña que podría pasar por mi hija y no por mi media hermana.
Me arme de paciencia y converse con ella, una niña agradable pero tímida que se aburría infinitamente de escuchar a dos adultos conversando. Mi padre vive en nuestro pasado y conversar con él fue como revivirlo, hablamos de mi abuela Estela. La relación entre ellos no era mala pero no era un lecho de rosas.
Conversando con él me di cuenta que a mi otra abuela no la conozco, salvo por una foto que mi padre lleva siempre consigo, una foto en la que el parecido con mi hermana ahora es sorprendente. Y aquí comienza el motivo de este post.
Me ausento por una semana aprovechando mis vacaciones, me voy en busca Andrea Gonzales la hermana menor de mi Abuela Paterna, según me han comentado, ambas hermanas eran como dos gotas de agua, tengo la esperanza que al conocerla a ella conocer un poco de mi otra abuela, de la que no se absolutamente nada. En eso invertiré los días de mis vacaciones, me voy en una mini aventura en busca de mi pasado, en busca de la abuela de la que no sé nada. Voy a conocer el pueblo de mis abuelos paternos, un pueblito del que mi padre me hablaba de recuerdos infantiles. Me voy para regresar!