viernes, 1 de marzo de 2013

La cuarta noche...

Scherezade había sobrevivido por tercera noche consecutiva, su estratagema estaba dando resultado. En el intento de no perder la cabeza (literal y figuradamente) había recurrido a las fuentes de sus historias, luego de dormir unas cuantas horas visitaba la biblioteca de su padre para recordar los viejos cuentos que le salvarían la vida y la de las demás hijas de los sultanes.

Ahí en los estantes estaban los rollos que en su niñez había recorrido uno a uno, visitando con su imaginación lugares exóticos, la lejana China e India, conoció cada rincón de su natal Persia gracias a los papiros que leía. Leer no duele le repetía su madre a cada momento, lagrimas brotaban de sus ojos con aquel recuerdo, Léeme un cuento le pedía su madre en el lecho de muerte a la bella Scherezade y luego de tres días de narrarle historias cerró los ojos y nunca más los volvió a abrir.
Pero las historias que contó ayudo a ambas en el difícil tránsito, lo difícil que es dejar ir a alguien que quieres y esto era válido para las dos, releer las historias le hizo recordar su niñez.
Aquel hombre al que todos temían no era el monstruo que todos pensaban, el Sultán era un buen hombre además de guapo, por eso Scherezade quería ayudarlo.
El engaño y la vergüenza volvieron en piedra a su generoso corazón, hoy seria la cuarta noche y estaba dispuesta a sobrevivir y a salvar a su esposo.

El sultán llego a sus habitaciones, donde todo era lujo, sus ropas de seda blanca y de hilos dorados lo hacían ver imponente, Scherezade  en contraste usaba un vestido discreto y sencillo de color verde malva como sus ojos, ella se arrodillo a sus pies y mientras apoyaba su cabeza en las piernas de su esposo comenzó su historia.
Y comenzó contándole las historias de Simbad y del pescador y sus peces que hablaban y de cómo libero al genio y de cómo lo volvió a apresar en una botella, imitaba voces, bailaba con manos, dibujaba sobre su piel, acariciándose y acariciándolo asegurándose de llegar a lo mejor de la historia en el momento que los primeros rayos del sol asomaban en el horizonte, luego besaba las manos del sultán, la compasión reemplazo al temor en el corazón de Scherezade, lo demás te lo contare esta noche mi amado y juntaba mucho valor para no salir huyendo de las habitaciones del Sultan y con una coqueta mirada se alejaba de su marido mientras movía las caderas con un vaivén excitante...

22 comentarios:

  1. Mmm Las 1.000 y una noches :P.

    Un abrazo chico !!.

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  2. Ay me gustó! Me mató el "leer no duele", jajaja, me dio penita la muerte de la madre, fue una parte muy tierna. El final me gustó, me dieron ganitas de estar en esa habitación con el sultán, luego dices que no se te da bien ;0)

    Beso!

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    1. es que mi madre me lo repetia a cada rato jajajaja y siempre me acuerdo de eso.

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  3. Que lindo!!!! Quisiera leer una continuación para ver qué pasó en esa quinta noche...

    Beso!

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  4. Hola Gary. Buen recordatorio de ese clásico "Las Mil y Unas Noches". Hasta cierto punto, fue el primer antecesor de las novelas y el "continuará mañana".

    Un abrazo.

    LUCHO

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  5. Hola:

    Me recordaste que quiero ver desde hace tiempo la pelicula de pier paolo passolini sobre la historia que narras...

    Saludos

    arturo :)

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    1. Hola Arturo! mmm hay una serie de HBO que nunca termine de ver! la buscare en polvos azules!

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  6. Cuando era muy chico, leí el librito. Era para jóvenes y venia ilustrado, varias historias muchos recuerdos, en ese entonces tambien leía comics de la Novaro.

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    1. Yo no la he leido completa! es exteeeeensa, pero si de algo me di cuenta, es que esos cuentos no son para niños! jjeje

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  7. Las 1000 y una noche es la vida misma...Uno se acuesta con la idea de la continuación al día siguiente.

    Leer no duele, definitivamente.

    Saludos

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  8. Nunca leí las 1000 y una noches y eso que hay libritos que lo tienen hasta en 10 hojas XD No me atrae mucho el ambiente árabe, ¡Ni Aladino he visto!

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  9. Yo tampoco he leído las 1000 y una noches, aunque si he escuchado la obra de Sherezade de Rimsky-Korsakov

    Saludos!

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  10. Uhm, y yo que apenas me acuerdo de los cuentos que me contaba mi padre, pero sí de los que le contaba a mi hermano. Yo creo que Sherezade no se ganaba día a día la vida contando cuentos, más bien esa forma sugerente de mover las caderas era el verdadero éxito de todo.

    Bcios ricos

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  11. algun dia tengo coseguirme todas los tomos de las mil y una noches, y hacerme el tiempo necesario para leer todas sus historias. tengo el mismo proposito con las tradiciones peruanas jeje.
    saludos

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han hecho catarsis