sábado, 27 de septiembre de 2025

Aquel anillo

 Los jóvenes dicen ahora que para poder pasar la pagina es preciso digerir el pasado, Gary, déjame contarte por favor, necesito sacar lo que tengo entre pecho y espalda.


Ayer fue el funeral de Honorato, Honorato fue mi primer enamorado, ¡eran otros tiempos, era el siglo pasado! ¡Válgame dios! ¡No pensé que fuera a vivir tanto! En aquellos tiempos cuando pedían tu mano, lo consecuencia lógica era un matrimonio y luego una familia. Honorato era un joven bueno, amable, fuerte, vigoroso y guapo, no como los jóvenes de ahora, no veo nada de malo que los jóvenes de ahora usen maquillaje, cremas limpiadoras y todos esos chuches que se supone usen las mujeres, pero en fin son otros tiempos, la piel de sus manos eran toscas, tenían callos, pero sabían acariciarme con ternura.

Cuando vi el cuerpo de Honorato tendido, sus ojos cerrados y esos algodones en su nariz, me dolió, no sé exactamente qué parte del cuerpo me dolía, pero verlo así me provoco dolor, me costo mucho esfuerzo reconocer en el cuerpo de ese anciano al Honorato que me amaba, que corría al verme llegar al parque donde nos citábamos, el que me decía que amaba respirar mi aliento y moría por tocar mi cabello.


Nos conocimos cuando yo tenia 16 y el 18, éramos unos niños, que pensábamos que el amor era eterno y que el “vivieron felices para siempre” era una verdad absoluta para las parejas que se querían. Cuando cumplí 20 años apareció en mi casa junto a su madre, sabia cual era la razón, no soy ninguna tonta, mi padre me llamó y bajé la escalera, estaban todos reunidos tomando café, vi a la madre de Honorato sacar una cajita envuelta en un pañuelo y de ella saco un anillo, tenia la forma de una flor, con una piedra rosada en el centro, se la entrego a Honorato y luego de unos segundos el estaba hincado delante mío, pidiendo mi mano.



Gary la vida no es lo que parece a veces a uno se le tuerce el camino y termina tomado caminos que no esperaba, para no hacer la historia larga, me enamore de otro hombre, un lobo vestido de oveja, y rompí el corazón de Honorato por algo que en su momento pensé que era amor,  aun recuerdo su rostro desencajado, sus ojos rojos de haber llorado, en su mirada podía leer muchos sentimientos encontrados, lo sé , lo había lastimado, acepte vernos por ultima vez , me pidió el anillo de matrimonio que había estado en su familia por generaciones, obviamente se lo devolví, envuelto en una servilleta, cuando lo tomo en sus manos sentí que un gran peso me abandonaba, esa pudo ser la roca que hubiera usado para continuar un gran linaje de gente buena, sin saberlo rechace la oportunidad de ser feliz.

Nadie sabe quién soy eso ayudo a que pueda entrar sin ser reconocida cuando vi las noticias en el periódico sabia que tenia que venir a despedirme, parados a un lado de su féretro estaba la familia, el nieto mayor es la viva imagen de Honorato, un hombre guapo y joven sus facciones nos la he olvidado, y más allá sentada estaba la abuela de ese mozuelo, ¡la esposa de Honorato! La reconocí porque ella llevaba el anillo que por un tiempo fue mío. Presenté mi pésame a la viuda de Honorato, sus ojos se fijaron en los míos por un breve instante, Gracias por venir me dijo y eso abrió el dique que desde cruce el umbral traté de mantener cerrado.

Gary, por muchos años pensé en el “qué hubiera pasado si...” y de todas las decisiones que me vi obligada a tomar consecuencia de haber devuelto aquel anillo, Si Gary lo sé, parece que me estoy quejando…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

han hecho catarsis