domingo, 11 de octubre de 2015

Por favor no me dejes

La música inunda mis oídos aislándome de los demás lo que me permite siempre leer, recorro línea a línea las hojas del libro que leo y tengo una sensación extraña que no sé cómo explicar.

Me concentro, sé que dispongo de poco tiempo pues el tren es rapidísimo y pronto llegare a mi destino, ¿Les ha pasado que sienten cuando les miran? Eso es lo que sentí, como un toque en mi espalda, voltee una vez pero no percibí nada, volví a enterrar mi mirada en el libro y luego tuve la misma sensación.

Voltee para ver y nuestras miradas se encontraron, una mujer anciana y de pie con esos bastones que tienen 3 patitas me miraba fijamente a los ojos, me señalo con sus dedos nudosos y temblorosos y me pareció que sus ojos estaban brillosos y en su rostro deformado por las arrugas me pareció ver una expresión de alivio.

Me pareció extraño pero estaba enganchado con mi lectura y volví a enterrar mis ojos en el libro, llegue a mi destino y tuve que esperar un momento a que aquella viejita con paso lento baje del vagón, cuando estábamos todos afuera ella me hizo señas para que me acerque.
En su mirada había algo que describiría como amor, me pareció extraño, su hija que sería calculo la edad de mi madre me hizo señas como diciéndome no le hagas caso esta viejita, pero había una conexión ahí.

Me señalo una vez más con su mano temblorosa y la cogí entre mis manos y ahí sucedió algo extraordinario, de pronto la viejita desapareció y en lugar suyo apareció la mujer joven y bonita que había sido muchos años antes.

Todo alrededor nuestro desapareció como en un remolino y ahí estaba ella delante mío y yo ocupaba el cuerpo de alguien que no era Yo pero que se parecía muchísimo a mí. Fue como ver una película acelerada.

Los vi conociéndose, su primer beso, una discusión y luego una reconciliación luego una separación luego un reencuentro, lo vi a él (que se parecía muchísimo a mi) arrodillándose delante suyo, estaban en un parque y el mar se veía al fondo, lima era la de antes, no había edificios y todo era verde, su rostro era de felicidad y justo ahí comenzó su desdicha.

Lo vi despidiéndose con un beso volado corriendo detrás del bus y luego se desvaneció como se desvanece el humo del cigarro en un día de viento y otra vez esta yo en el andén, sosteniendo la mano de aquella viejecita.

¿Qué fue de ese hombre?, ¿la abandono?, ¿llegaron a casarse? Supongo que son las mismas dudas que ha tenido esta viejecita, sin darse cuenta me contagio una tristeza acumulada por años, le doy un beso de despedida y ella en con voz quedita me dice, Por favor no me dejes

lunes, 5 de octubre de 2015

Para no crear ataduras

Es muy difícil no atarse a los demás y a las cosas. Yo aún sigo aprendiendo.

No hace mucho me ocurrió algo muy curioso jugaba de manos y de pronto se me devolvió un golpe que me dolió pero no me dolió físicamente, sino en el alma, perdí toda concentración y así sin más me sumí en la más profunda tristeza.

El más asombrado era yo, no entendía porque ese golpe me desato semejante tristeza.
Recuerdo que de adolescente mi madre por no hacerle caso me dio una cachetada mínima, casi casi una caricia pero ese golpe me dolió muchísimo, deje las cosas tiradas subí las escaleras corriendo y me meti a mi cuarto y tire la puerta de tal manera que sonó como una explosión.

Ese golpe me dolio a niveles metafísicos (jajajaja existe eso?) creo que el punto es que de alguna manera puedo soportar cualquier cosa de los extraños, eso no me lastima, pero si alguien a quien quiero me lastima esos golpes duelen de una manera especial.

El punto es, la gente que quieres puede lastimarte, la gente que no también, lo mejor es calmarse respirar hondo, guardar la lengua para no lastimar con palabras (si, las palabras también hieren) y luego escribir sobre eso. Escribir te ayuda a procesar todo más fácilmente. 

viernes, 2 de octubre de 2015

Una entrada Puntual

Me aburre esperar ahora y siempre, es una falta de respeto ENORME hacerle perder el tiempo a otra persona.

Mi padre sembró en mí la semilla de la puntualidad, al ser militar y farmacéutico esta buena costumbre la tenía arraigada muy dentro de sí.

Sin embargo no fue el quien afianzo mi costumbre fue una farmacéutica, estaba yo haciendo mis prácticas de primer nivel tenía tan solo días de haber comenzado mis prácticas y me asignaron a una farmacéutica que tenía un carácter terrible, Ely Franco la recuerdo muy bien, sus compañeros de trabajo le temían y la suponían antipática.

Pero me tenía paciencia de santo, me explicaba con paciencia y aunque me mandaba tareas titánicas (para que no la interrumpa seguramente) yo las cumplía dentro del tiempo pactado.
Recuerdo el primer día de mis prácticas, ya había recogido mi formato de evaluación el día anterior y cuando llegue a la farmacia del Hospital Rebagliati no había llegado nadie, eran 6:50 am y la farmacia de un hospital tan grande como ese debía estar lista para atender a los pacientes.

La primera en llegar fue Ely Franco, se sorprendió al verme antes que ella, se acomodó los lentes me miro de arriba abajo y me dijo “vaya veo que eres puntual” y con una mueca (que en realidad era su sonrisa) me hizo pasar delante de ella como quien arrea un borrego y así comenzaron mis prácticas de primer nivel.

Es que respetar los pactos es esencial en este mundo caótico donde la gente no respeta el tiempo ajeno, a mí me jode mucho la impuntualidad. Quizás con el tiempo he adquirido el carácter de Ely Franco pues soy antipático con los impuntuales y se los hago notar cada vez que puedo.
Me es difícil ser puntual lo confieso y hablando técnicamente también soy impuntual pues llego 10 o 15 minutos antes de la hora pactada, pues como dije antes me daría mucha vergüenza hacer esperar a la otra persona.

Aquí en Perú tenemos el maldito adagio de “Hora Peruana” que representa exactamente todo lo contrario de la tan conocida “Hora Inglesa” y todos sabemos que quien llega más tarde a la fiesta es más “cool”, es preferible hacer esperar a la otra persona para demostrar una especie de “superioridad”.


Me atrevo a decirlo, si somos un país “subdesarrollado” es justamente por nuestra impuntualidad, pero en fin yo seguiré llegando temprano.