martes, 14 de junio de 2011

Fantasma

Asi me la imagino a Embé

Embé no lo pensó dos veces, cuando se entero de la noticia, llamo a su madre para decirle que iba a Haití a prestar ayuda.
El país estaba en ruinas incluso antes del terremoto y por eso la Abuela de Embé salió huyendo de la pobreza en busca del sueño americano. Embé soñaba con las historias de su abuela, donde la magia y el vudú jugaban un rol importante, donde el amor y el odio se mezclaban tejiendo historias.
Pero su llegada no fue lo que esperaba, una hora después de bajar del avión fue asaltada por el mismo taxista que la llevaría a su destino, la ciudad era una ruina pero su instinto de mujer le advirtió que algo estaba mal cuando se dio cuenta que el hombre no dejaba de mirarla por el espejo retrovisor. 
Cuando se detuvo en un callejón y otros dos hombres abrieron las puertas su instinto de conservación la hizo salir disparada del asiento, los dos hombres la siguieron pero ella corrió sin saberlo hacia un callejón sin salida.
Los ojos libidos de los hombres le hacían saber de antemano su destino cuando de la nada apareció un perro que mostrando sus dientes se interpuso entre ella y ellos. La acción decidida del perro o tal vez el ulular de una sirena que se acercaba hizo retroceder a los hombres que huyeron en dirección al taxi.
El susto hizo que las piernas de Embé flaqueen y caiga al piso por el peso del miedo. El perro seguía ahí mirándola con la cabeza ladeada con un gesto amical,  incluso hasta podría decirse con una sonrisa en el rostro.

Embé lloro por un rato mientras abrazaba sus piernas, le tomo unos minutos volver a encontrar su valor, pensó para sí misma, una llamada telefónica será suficiente para pedir un giro y asunto solucionado, limpio sus lagrimas y pudo ver claramente a su salvador.
Un perro que daba lástima, el pelo desordenado y largo de varios colores parecía estar hecho de retazos, pero con unos ojos expresivos que parecían hablar. Pensó en voz alta, Necesito llegar al hospital y el perro la miro como si la entendiese, le ladro y corrió en dirección a la calle, pero Embé no entendía lo que quería el perro, este se acerco hacia ella y con un ligero mordisco jalo el pantalón para que lo siguiera.
Embé que no tenía nada que perder lo siguió, en sus bolsillos tenía un billete de cinco dólares y las llaves, el perro la guio por calles, caminando feliz a su lado. Ella entendió por un momento la vida de los ciegos que van por el mundo sin saber con certeza por donde, confiados en las decisiones de sus perros. Con el único billete que tenia pudo comprar unos panes con fritangas comió uno y el otro se lo dio al perro que educado como parecía lo cogió y lo puso en el piso mirándola fijamente haciéndole saber que tenía hambre, pero no de pan sino de compañía.
Luego de muchas horas caminando llegaron por fin al hospital donde Embé trabajaría como voluntaria. En la puerta había un negro gordo que miraba a todos lados buscando algo, cuando sus miradas se encontraron se reconocieron, Doctora grito el negro mientras se acercaba a ella, me asaltaron respondió ella pero si no fuera por el no hubiera llegado volteo señalando hacia abajo pero no había nada, el perro había desaparecido tan rápido como apareció.
Embé entro al hospital y sus cuitas se vieron reducidas a nada al ver el sufrimiento de los demás. Así pasaron tres meses, cuando uno se expone mucho al dolor uno termina cubriéndose con una coraza de insensibilidad para protegerse.

Su abuela y su madre la recogieron en el aeropuerto y ya en casa sus lagrimas brotaron como dos ríos sobre su negra piel, ella conto todo a progenitoras desde el perro que la ayudo, pasando por las amputaciones, los partos antes de tiempo, las fracturas expuestas y las palabras salían de su boca liberándola de la pena, diluyéndose en el aire como sus palabras.
Ya era más de media noche cuando termino su relato y las tres decidieron ir a dormir, Embé acompaño a su abuela a su cuarto y mientras se despidió de ella y antes de apagar la luz vio un foto en color sepia en la pared, ahí estaba su abuela una negra joven de busto generoso con un pañuelo de bolitas en la cabeza, su madre una niña de 8 años las dos posando para la posteridad y al lado de ellas el perro que la había rescatado en su primer día en Haití.

14 comentarios:

  1. permiteme agradecerte con toda mi sinceridad por este buen relato sobre la historia de Embe.

    en verdad que es un placer haber pasado por aqui a leerte.


    xhaludos!

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  2. ¿Es cierto esto? caray siempre he dicho que los perritos son mejores que muchos humanos.


    Un abrazo.

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  3. El Xhabyra: gracias a ti, comentarios como los tuyos me dejan en las nubes. Muchas gracias.

    la MaLquEridA : es un cuento cortito. Y sip! los animales son mejores que nosotros.

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  4. Los perros siempre son capaces de sorprendernos más de lo que imaginamos.... a mi me encantan, y las personas que se deciden a ir de voluntarias a sitios complicados, más.

    Bicos Ricos

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  5. Ains... has conseguido ponerme los pelos de punta.... bonita historia rodeada de tristeza y sufrimiento.

    Un beso

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  6. Pimpf: jejeje a mi tambien.

    Ut: muchas gracias.

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  7. Un gran relato. Me ha encantado :D

    Y estoy contigo, muchas mascotas son más 'humanas' que los humanos.

    PD: Miles de gracias por todos y cada uno de tus comentarios en mi blog. Me alegra mucho saber que te diviertes ;)

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  8. Siempre se dice que los animales son mejores que los hombres, y muchas veces se demuestra.

    Un beso enorme

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  9. - YOGUR - :gracias a ti! me vacila que te guste!

    Damian: si, lo invente.

    Kotei: muchas veces los animales irracionales somos nosotros no ellos.

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  10. hola como estas?
    despues de un poco mas de tres meses he regresado
    y he subido una nueva nota... te invito a visitarla..
    te dejo un fuerte abrazo!!!

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  11. oh! yo quiero ese perro... la historia es verdad? si no que buena imaginación la tuya. Me gustó el cuento aunque dos imagenes no tanto.

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  12. Fiore!!! hola!! que bonita se ve la BB!!

    Allek: me paso por tu blog entonces!

    Néfele: nop, la historia la invente. si, lo se, son imagenes feas, pero bueno hay de todo.

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han hecho catarsis