Los ultimos recuerdos de un arbol

¡He vivido tanto tiempo! Que no recuerdo mis primeros días, creo que ninguna forma de vida lo hace, ¿recuerda acaso el ave sus primeros cantos llamando a su madre por comida?, ¿Recuerdan los hombres acaso cuando eran amamantados por primera vez? La respuesta es un rotundo No, Yo tampoco recuerdo cuando mis hojas fueron tocadas por primera vez por la luz del sol, ni mis raíces bebiendo agua por primera vez.

Estoy vivo lo se, no veo, no huelo, pero siento. Todos los seres vivos lo hacen, siento las caricias de los rayos solares, siento el roce de mis hojas agitadas por el viento, siento sed y calor. Siento en mi base un constante sonido algo que a cada rose me arranca un poco de vida. 

He sentido muchas cosas en todo este tiempo, nosotros no medimos el tiempo como lo hacen los hombres, las aves o las hormigas, el tiempo es diferente para nosotros porque a diferencia de los humanos, nosotros siempre seguimos creciendo y si las condiciones son favorables podemos vivir cientos de años,  pero el vivir tanto tiempo es muy difícil.  

Viento fugaz fue la primer Petirrojo que anido en mis ramas, sus primeros polluelos eran de los mas bulliciosos que he visto en mi larga vida, no paraban de piar nunca, cuando abandonaron el nido me quede solo muy solo, al pasar dos primaveras dos de las hijas de Viento fugaz volvieron a anidar entre mis ramas, mis ramas eran mas grandes y fuertes ya no era aquel árbol delgaducho que los acogió por primera vez, Nunca mas volví a ver a Viento fugaz supongo que ella se fue a donde se van los que no están vivos, ¿me reconocerá cuando la vea? Mi vida se escapa poco a poco.

Es un hacha la reconozco, ya las he sentido antes, cuando todo estaba poblado de árboles como Yo, habíamos tantos que luchábamos por los rayos del Sol estirando nuestras ramas y desplegando nuestras hojas, ahora quedamos tan pocos. ¿No se dan cuenta? Acabando con nosotros se condenan ellos mismos, pobres formas de vida, ¡separados en dos! Siempre buscando su otra mitad. Y en esa búsqueda se pierden ellos mismos, nuestra existencia no puede ser más diferente. 

Aun recuerdo cuando la luz de Siempreverde se apago, nuestras raíces se tocaban apoyándonos unos a otros, solo recuerdo el impacto de su cuerpo estrellándose contra el suelo, un ligero temblor que nos remeció a todos. Han pasado dos inviernos desde aquella vez y no quedaba ya, ningún árbol alrededor, ninguna raíz para comunicarnos.

Siento dolor y no puedo expresarlo, no puedo gritar, gemir, llorar comos los demás hacen, siento mi cuerpo cayendo al piso, siento el polvo levantándose alrededor mío formando una nube, siento el crack de los huevos anidados en mis ramas, mis ramas rotas y la base de mi tronco ya no me sostiene, siento el calor de los rayos del sol en mi y siento como poco a poco voy dejando de sentir, ya no siento calor ni frío, ya no siento nada...

He leido una historia de una rosa y un clavel y me inspiro a escribir esto! Que tal MUSO! jajaja