Dicen que los niños aprenden a través de la observación y que repiten todo lo que escuchan!!. Cuando mi madre cocinaba yo miraba. Siempre atento a cada detalle, atento a cada olor, atento al orden de las cosas.
Yo moría cuando mi mama hacia sus tortas, eran una delicia, siempre atento a todo, como agregaba la harina y los huevos y como mezclaba a veces a mano a veces con la batidora, yo permanecía cerca para ayudar y sacar con el dedo un poco de la mezcla y pelearme con Connie por devorar aquella mezcla dulce que luego se convertiría en el tan preciado KEKE! (bueno así le decimos en mi casa, al pastel o la torta).
El punto es que yo me había vuelto adicto a esa mezcla, un buen día decidí recrear lo que tantas veces había visto y aprovechando que mi mama no estaba en casa empecé a hacer la mezcla en una pequeña cantidad, Connie me sorprendió en la cocina, ¿Que haces? Me pregunto con esa voz autoritaria de hermana mayor que vigila que el menor no se meta en problemas, Keke le respondí sin hacerle caso, ella se acerco y metió el dedo en el tazón y devoro una buena parte de mi mezcla. ¿Porque no hacemos mas? me dijo ella, Yo que a esa edad era muy bueno en las relaciones interpersonales y mi comunicación era muy efectiva y sobre todo expresiva solo atine a levantar los hombros en señal de afirmación.
De un momento a otro las cosas se salieron de nuestras manos, lo que había comenzado como un ligero experimento termino en una producción de nivel industrial. La cocina estaba desordenada de esquina a esquina, yo había tratado de reproducir todos y cada uno de los pasos de mi madre y luego de un buen rato la masa estaba tal como la hacia mi mama y nosotros de tanto probar y probar nos habíamos hastiado de la mezcla.
Hay que meterla al horno dijo Connie, pero nos encontrábamos con un gran inconveniente, ninguno de los dos habíamos prendido un cochino horno en nuestras cortas vidas (si yo tenia 7, Connie tenia 10), usamos sin saberlo el viejo método de acierto y error, seguidos obviamente de nuestra incipiente lógica.
Luego de tres sustos, pudimos prender el horno. Era una gran victoria en nuestras vidas. Estábamos tan contentos! Nunca mas en mi vida me salio un keke tan bueno como el primero, tan esponjoso, tan rico!
Ambos esperamos a que mi mama llegue, hicimos café creo, Arcata era un sitio frió y pensábamos agasajar a mi madre con nuestro keke.
Cuando ella abrió la puerta la casa estaba inundado con el olorcito de keke recién horneado, ella no oculto su cara de sorpresa, la mesa de la sala la esperaba con café humeante y mientras yo me acerque a pedirle su bolso Connie la jalaba hacia la mesa, la obligo a sentarse y se escapo corriendo a la cocina a traer el dichoso Keke.
La expresión atónita y candorosa de mi madre no nos preparo para lo que nos deparaba. Castigados una semana!! Por cocinar, por jugar con fósforos, por prender el horno! Jajaja ahora me río! Muchos años después le pregunte porque nos habia castigado, ella se habia llevado el susto de su vida en microsegundos pensando que algo nos hubiese pasado prendiendo el horno, usando los fósforos , cosas de madre.¿Tu me habrias castigado?
Ohhh, que tierno. Tantos recuerdos de la infancia y con tanta ilusión que hacíamos cualquier cosa (muchas veces solo por la recompensa de un beso de mamá).
ResponderEliminarYo no te habría castigado pero si amonestado por el peligro de ciertas cosas.
Un abrazo
jajajajaj ay tu madre!, yo creo que los castigo por la sencilla razon de que amó el queque y lo queria para ella solita :O
ResponderEliminarQue traviezo Gary!! ahora entras en la cocina solo para raspar la olla jejeje que bonito recuerdo algo similar me sucedio pero a mi no me castigaron : )
ResponderEliminarjajaja si yo recien aprendi a usar los fósforos a los 14 años creo jajaja
ResponderEliminary tu ya sabias hacer keke, yo no sé.
pero creo q si podría nunca he intentado
yo a los 14 recien aprendí a usar los fósforos, jajaja
ResponderEliminarno se hacer keke pero seguro q si intento si me sale :)
jajaajja me encantó! me hiciste recordar las reprimendas tremendas que nos daba mi madre a mi hermano y a mi porque hacíamos papas con ají o con cebolla, o tallarines con mantequilla, y cuando empezamos a cocinar nos botaba de la cocina claro tremendo desastre que haciamos. Aprendí de chiquita también a hacer kekes, y me encantaba. El más rico que comí, lo hicimos mi hijo y yo cuando el tendría 3 o 4 años, batía la masa sobre su cabeza en medio de risas, jugamos por toda la cocina, creo que como con el agua (viste que cuando hablas cerca de un vaso con agua luego examinan los cristales y se ven formas hermosas cuando los sonidos son armonicos y horribles cuando hay ruido o palabras altisonantes?) será que la energía se queda en las comidas. Besotes Gary ah! ya hice las 10 líneas eh? a ver que te parece.
ResponderEliminarajaj pues claro, cari.. me lo estaba temiendo, es que unos niños tan peques no deben jugar con fuego y con cerillas. La verdad es que tuvisteis mucha suerte.
ResponderEliminarMe hace mucha gracia lo de KEKE, en Galicia se le llama a una especie de bolla que se toma para desayunar a base de nata y eso.. se le llama tb. QUEIQUE, que viene siendo el PLUMB CAKE inglés...
Muy tierno, cari... Yo siento no haberme fijado nunca en la cocina, jaaj y así soy tan torpe.
bezos
Este post me ha recordado mi infancia. Has conseguido plasmar la inocencia y el candor de la niñez. Casí podía oler el keke recién horneado. Y la ilusión desbordante del candor infantil.
ResponderEliminarUn beso (con fóforo)
Bueno el temor de tu madre es justificado pero siendo ustedes unos chicos vivarachos sabrían librarse de algún peligro, el reto está bien pero de ahí en adelante debió haberles enseñado a encender una cocina con todos los posibles riesgos que se pueden presentar, en todo caso me pregunto si ¿acaso tu arma predilecta de conquista a una damicela será tu afamado "keke" ? Brazos sureños!!!
ResponderEliminarTernura, aventura y complicidad! Yo no los castigo, pero ahora tengo unas ganas de comer keke, que ni te imaginas!
ResponderEliminarBESOTES GARY, BUEN FINDE Y HASTA EL LUNES!
Yo sí te castigaba, tuvieron suerte que nada malo les pasara, la verdad hicieron algo muy peligroso.
ResponderEliminarSaluos!!
es comprensible q los castigen hubiera hecho lo mismo eran muy chicos para hacer eso
ResponderEliminarpobriño. jajajaj, bueno, normal que su mama les castigara por la que montaron, jajaj, vaya par, y que susto se debería de haber llevado la mujer, pero es cierto que son cosas de niños, no se pueden evirtar.. jajaja
ResponderEliminarbueno, y luego que, seguiste cocinando?????
Un beso cielo
Como madre comprendo la preocupación de vuestra madre, yo solo no los hubiera castigado sino los hubiera encerrado en vuestros cuartos de por vida, tan pequeños y haciendo experimento que puedieron haber ocasionado un terrible accidente, gracias a Dios que los estuvo protegiendo sabiendo que todo lo estaban haciendo con amor y no por travesuras, un beso
ResponderEliminarjajajaja Pues si nos castigaron muy parecido jajajaja Que bueno que no paso nada malo!
ResponderEliminarGracias por comentar!
Querido Gary leyendo tus recuerdos hiciste que yo también regresara a mi infancia, mi madre también hacia "kekes" y siempre me dejaba el tazón y la cuchara de madera con que había batido para comer lo que quedaba de masa..que lindos recuerdos, estoy segura que tu madre en el fondo si se sintió contenta con tan dulce recibimiento pero el castigo fue para que no se volvieran a poner en peligro, cariños.
ResponderEliminarjajajajajaa si es lo mas seguro, recuerdo que se tomo su cafecito y su keke muy contenta, pero nosotros castigados jajajajaja
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