lunes, 21 de abril de 2014

Fantasma (Hoy me repito a mi mismo!!)



Embé no lo pensó dos veces, cuando se entero de la noticia, llamo a su madre para decirle que iba a Haití a prestar ayuda. 

El país estaba en ruinas incluso antes del terremoto y por eso la Abuela de Embé salió huyendo de la pobreza en busca del sueño americano. Embé soñaba con las historias de su abuela, donde la magia y el vudú jugaban un rol importante, donde el amor y el odio se mezclaban tejiendo historias.
Pero su llegada no fue lo que esperaba, una hora después de bajar del avión fue asaltada por el mismo taxista que la llevaría a su destino, la ciudad era una ruina pero su instinto de mujer le advirtió que algo estaba mal cuando se dio cuenta que el hombre no dejaba de mirarla por el espejo retrovisor. 
Cuando se detuvo en un callejón y otros dos hombres abrieron las puertas su instinto de conservación la hizo salir disparada del asiento, los dos hombres la siguieron pero ella corrió sin saberlo hacia un callejón sin salida.
Los ojos libidos de los hombres le hacían saber de antemano su destino cuando de la nada apareció un perro que mostrando sus dientes se interpuso entre ella y ellos. La acción decidida del perro o tal vez el ulular de una sirena que se acercaba hizo retroceder a los hombres que huyeron en dirección al taxi.

El susto hizo que las piernas de Embé flaqueen y caiga al piso por el peso del miedo. El perro seguía ahí mirándola con la cabeza ladeada con un gesto amical,  incluso hasta podría decirse con una sonrisa en el rostro. 

Embé lloro por un rato mientras abrazaba sus piernas, le tomo unos minutos volver a encontrar su valor, pensó para sí misma, una llamada telefónica será suficiente para pedir un giro y asunto solucionado, limpio sus lagrimas y pudo ver claramente a su salvador.
Un perro que daba lástima, el pelo desordenado y largo de varios colores parecía estar hecho de retazos, pero con unos ojos expresivos que parecían hablar. Pensó en voz alta, Necesito llegar al hospital y el perro la miro como si la entendiese, le ladro y corrió en dirección a la calle, pero Embé no entendía lo que quería el perro, este se acerco hacia ella y con un ligero mordisco jalo el pantalón para que lo siguiera.


Embé que no tenía nada que perder lo siguió, en sus bolsillos tenía un billete de cinco dólares y las llaves, el perro la guio por calles, caminando feliz a su lado. Ella entendió por un momento la vida de los ciegos que van por el mundo sin saber con certeza por donde, confiados en las decisiones de sus perros. Con el único billete que tenia pudo comprar unos panes con fritangas comió uno y el otro se lo dio al perro que educado como parecía lo cogió y lo puso en el piso mirándola fijamente haciéndole saber que tenía hambre, pero no de pan sino de compañía.
Luego de muchas horas caminando llegaron por fin al hospital donde Embé trabajaría como voluntaria. En la puerta había un negro gordo que miraba a todos lados buscando algo, cuando sus miradas se encontraron se reconocieron, Doctora grito el negro mientras se acercaba a ella, me asaltaron respondió ella pero si no fuera por el no hubiera llegadovolteo señalando hacia abajo pero no había nada, el perro había desaparecido tan rápido como apareció.
Embé entro al hospital y sus cuitas se vieron reducidas a nada al ver el sufrimiento de los demás. Así pasaron tres meses, cuando uno se expone mucho al dolor uno termina cubriéndose con una coraza de insensibilidad para protegerse. 


Su abuela y su madre la recogieron en el aeropuerto y ya en casa sus lagrimas brotaron como dos ríos sobre su negra piel, ella conto todo a progenitoras desde el perro que la ayudo, pasando por las amputaciones, los partos antes de tiempo, las fracturas expuestas y las palabras salían de su boca liberándola de la pena, diluyéndose en el aire como sus palabras.
Ya era más de media noche cuando termino su relato y las tres decidieron ir a dormir, Embé acompaño a su abuela a su cuarto y mientras se despidió de ella y antes de apagar la luz vio un foto en color sepia en la pared, ahí estaba su abuela una negra joven de busto generoso con un pañuelo de bolitas en la cabeza, su madre una niña de 8 años las dos posando para la posteridad y al lado de ellas el perro que la había rescatado en su primer día en Haití.


22 comentarios:

  1. Qué hermosa historia!!!!! Me encantó y pareciera como si hubiera vivido ahí! Tu forma de relatar envuelve de principio a fin.
    Me encantó!
    Un beso y buen lunes!

    ResponderEliminar
  2. Bonito relato, con ese "ángel de la guarda" en forma de perro pulgoso.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaja Si, yo quiero un perro asi! o que regrese mi Camilo!!

      Eliminar
  3. La manifestación del vudú que ella tanto quería...
    Buen relato Gary.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaja si! Y es que el VUDU no es lo que nos han hecho creer! no tiene la connotacion negativa que nos hacen ver en las peliculas!

      Eliminar
  4. uyyy me encantaria ir hacer trabajo social en Haiti....hermosa historia para comenzar la semana!

    ResponderEliminar
  5. Haití es el paraíso de los contratistas norteamericanos, donde se exporta la corrupción del Estados Unidos.

    Sugerencia: Buscar en Google "haiti paraiso norteamericano"

    ResponderEliminar
  6. Hay de tí Haití, es un país que me causa tristeza, pues de ser la Española la isla más bella del Caribe en su parte occidental es devastada por la deforestación, la pobreza, las pestes, los terremotos y etc. el viernes aquí hubo un temblor de7.2 en éscala Richter y bueno gracias a Dios no hubo víctimas, extraño que ese sismo en la isla que mato a miles y miles y dejo en la calle a muchos más fuera un temblor menor, comparado con los terremotos de quienes habitamos cerca del pacífico.

    Se necesitan muchos perriángeles por allá....

    ResponderEliminar
  7. Qué bella historia, Gary. Las historias de ángeles me emocionan. Y qué triste la historia de Haití. Necesitaría más que un ejército de ángeles para empezar a ver la luz. Un abrazote, Gary.

    ResponderEliminar
  8. el perro es el mejor amigo del hombre, y esa amistad puede trascender el espacio y el tiempo

    ResponderEliminar
  9. No la recordaba pero me ha encantado. Vamos, que era más de esperar que un humano se reencarnase en el perro o algo así y que la ayudase... realmente la ayudó porque sabía que Embé iba a hacer un montón de cosas por los necesitados...

    Bcios ricos

    ResponderEliminar

han hecho catarsis