Este es un cuento que me contaban mis padres cuando era niño lo comparto contigo... confieso que he cambiado algunas cosas, pero es que cada uno cuenta el cuento como quiere, Yo imagino que se lo cuento a mi sobrino por eso comienza asi...
En el país donde nació tu mama hay un lugar donde todo es
verde y hay muchas naciones, gente de muchos colores y animales que nunca has
visto. La realidad y la magia se mezclan y uno puede vivir sus sueños
despierto.
Un buen día Yumi que significa agua en la lengua
de los aguarunas salió a recoger leña, su paso se hacía difícil porque llevaba
en su vientre a su primer hijo, iba con el cántaro vacio en la cabeza mientras
cantaba con dulce voz una canción aprendida de su madre y esta de su abuela. De
pronto un dolor inmenso la inundo, su bebe había escogido ese preciso momento
para venir al mundo.
Sentía que su cuerpo se rompería en cualquier momento, se
sentó en el tronco de un árbol y empezó a respirar profundamente, la ribera del
gran rio amazonas estaba cerca pero la sentía lejana, el bebe ya venía y el
dolor se hacía cada vez más intenso y sucedió algo increíble, el tronco inmenso
en el que Yumi se apoyaba no era tal cosa! Una inmensa boa salió de su letargo
a consecuencia de los gritos lastimeros de Yumi, y con una rapidez increíble se
coloco delante de Ella.
Yumi aterrorizada no salía aun de su asombro, me va a comer y se va a comer a mi Bebe
era lo único que pensaba, el miedo por su bebe desapareció el dolor que sentía.
Pequeña y frágil como estaba era una presa fácil. Pero la inmensa boa se irguió
con su largo cuerpo y con la lengua agitándose la observo ladeando la cabeza.
Yumi no sabía porque no la atacaba, había escuchado cientos de historias de
hombres devorados por serpientes y nunca imagino acabar así.
La boa se acerco y parecía percibir las cosas con aquella
lengua bífida que se agitaba como si tuviera vida independiente de la boa, se
acerco al rostro de Yumi la olfateo, los ojos de la boa parecían querer hacer
contacto con los de Yumi, pero ella aterrorizada evitaba mirar a aquel monstruo
y con la rapidez de un rayo el cuerpo de la Boa envolvió el de la mujer
inmovilizándola, Yumi sabía que era su final, los poderosos anillos de aquella
bestia estrangularían su débil cuerpo como quien quiebra una ramita y luego su
cuerpo seria devorado por completo junto con el de su bebe.
Pero eso no sucedió, inmóvil y aterrorizada como estaba
no se dio cuenta que la anaconda la sujetaba con una delicadeza inesperada, sus
rostros estaban uno frente del otro y algo mágico ocurrió, se escucho un seseo
que inundo los alrededores y muchos animales huyeron despavoridos, Sssssoy
Yacumama, la madre del agua! Dijo como un susurro ¿Cual essssss tu nombre hija?
La sorpresa se leía nítidamente en el rostro de Yumi y es lo curioso en estas
situaciones, la sorpresa gatilla en nuestra mente recuerdos que nos golpean con
inusual rapidez, y en lo que dura un parpadeo ella recordó las historias que
contaba la abuela alrededor del fuego mientras ella acurrucada en sus piernas
se protegía del frio de la noche, La Yacumama, la madre del agua, la madre de
su pueblo, los aguarunas.
Yumi contesto ella tímidamente y luego gritó de dolor, el
nacimiento de su bebe era inminente, la gran serpiente con una destreza
increíble giro su cuerpo y en breves segundos formando círculos con sus músculos
y escamas formo un nido para Yumi.
Yumi trajo a su hijo con mínimas complicaciones, limpió
al bebe con su ropa y ya que su madre no estaba con ella se aseguro de cumplir
con la tradición de presentar al recién nacido, me llamo Yumi hija de Satí y este es mi hijo, lo levanto para
mostrárselo y la Yacumama lo olio y sintió con la lengua y dijo los
hijos de mis hijos son míos, cuidare de tu familia con mi vida.
Los gritos de Yumi no solo despertaron a la Yacumama también
alertaron al otorongo más grande de toda la selva, que atraído por el olor de
la sangre observaba desde prudente distancia…
CONTINUARA