Según el horóscopo chino su año es el del caballo y se identificaba mucho con su animal totémico, que en su vida anterior debió haber trabajado repetía a cada rato, siempre parecía cansado.
Su vida
siempre estuvo llena de limitaciones, no estaba completo algo le faltaba, no se
sentía cómodo en su cuerpo, quería ser fuerte pero no hacia el más mínimo esfuerzo
para ejercitar, quería ser querido por todos, pero no hacia el más mínimo esfuerzo
para que lo quieran o aprecien.
Debo
recordarte que somos como velas, que nuestra luz llega a un punto donde empieza
a apagarse poco a poco hasta extinguirnos, en ocasiones podemos juntar nuestra
flama y luego prolongar nuestra luz un poco más, pero siempre terminamos apagándonos,
es la ley de la vida.
Sin saberlo
tu sellaste el destino cuando tus palabras proféticas lanzaron una sentencia
que arruinaría el futuro de muchos, es que a veces lanzamos maldiciones sin
saberlo. Escupimos al cielo sin saberlo, pero estaré en un sitio donde no podrás
alcanzarme. Todos vamos al mismo destino desde el comienzo, algunos se
adelantan otros tienen un trayecto más prolongado.
Aun tienes
camino por andar así que escúchame con cuidado, que la humildad te acompañe
siempre, no dejes que se te suban los elogios a la cabeza, que el problema de
subir muy alto es que la caída es mas dolorosa. Así que te dejo esta frase que
un día me dijeron y que siempre me repito. “Se que soy mejor que muchas
personas, también se que hay personas mejores que yo.”
Dicho todo
esto el monje junto sus labios y nunca más volvió a hablar, la gente cerca del
rio interpretaba sus palabras a conveniencia y el mundo seguía girando como si nada
hubiera pasado.
La injusta ley de la vida. Pero pues sí, justo así es.
ResponderEliminares cierto , la vida no es justa.
EliminarNo queda otra: Brillar mientras haya luz
ResponderEliminarSaludos
Si, es lo unico que podemos hacer, brillar tanto como se pueda.
EliminarMe ha encantado tu hermosa reflexión por su narrativa, pero, sobre todo por su contenido, ya lo dice ese tan manido refrán: "Manos que no dais, que esperáis.".
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
muchas gracias! y es que entre las lineas hay un poderoso mensaje que solo el destinatario puede entender. de hai el nombre.
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