Capitán Jiménez a sus ordenes! dijo con voz
marcial, mirada al frente y juntando todas sus fuerzas para disimular el terror
que lo carcomía por dentro. Jiménez tuvo una vida de carencias, carecía
de padre y de comida por las noches y su madre trabajando todo el día por eso
le carecía también amor, su vida era un desorden hasta que una vecina le dijo a
su madre, mándalo a la escuela que
allí lo enderecen y lo hagan hombre de bien.
Muchos años después de
ese buen consejo se encuentra en la oficina del Coronel Gonzales y eso no son
buenas noticias, en medio de la podredumbre que representa la policía existen
pocos hombres que representan sus valores, defensores de la justicia, servicio
al necesitado, pero sobre todo el brazo de la ley. Y Jiménez sabe muy bien que
su vida en la policía siempre ha estado alejada de ella.
Cuando recibió la orden
de presentarse a primera hora sintió temor de inmediato, sabía que cuando ponga
un pie en la oficina de Gonzales estaría perdido, ¿quién me habrá vendido?,
había
muchos que podían haberlo hecho pensaba pero ya era tarde para pensar
en eso, si algo aprendió en la policía son dos reglas muy importantes para este
tipo de situaciones, primero negarlo todo! y segundo echarle la culpa a otro.
Gonzales le indico con un
gesto que se sentara, ¿Me conoce Ud. Capitán Jiménez? la pregunta lo
cogió por sorpresa, González es conocido por ser implacable con la corrupción,
todos los policías dados de baja tienen su firma en los expedientes, trago
saliva y respondió lo más calmo posible, Si mi coronel, todos conocemos... se
explayo nombrando cada triunfo sobre la corrupción y omitió todas las veces que
él se ocultaba para no ser descubierto infraganti.
Yo también lo conozco a
usted Jiménez, usted representa exactamente todo lo contrario a lo que
necesitamos en las fuerzas policiales, no crea que ha escapado a mis ojos en
estos años, se de los permisos, las coimas, los pases de droga y todo lo demás dijo calmadamente
mientras colocaba su mano sobre un expediente sobre su mesa.
Los ojos de Jiménez se
abrieron al ver su grueso expediente, trago saliva y miro al Coronel, su rostro
carecía de expresión, lo miraba fijamente como estudiándolo, como hacen los
reptiles cuando estudian a su presa. Jiménez abrió la boca para hablar pero el
coronel lo interrumpió y justamente por eso lo necesito.
Jiménez el fuego se
combate con fuego, voy a usarlo a usted para sacar a todos y cada uno de los
corruptos, si usted se delata haré que lo encierren para toda su vida, ¿me ha
comprendido? Jiménez asintió tembloroso, sabía que estaba por comenzar
una guerra interna y que él era el arma secreta y sea quien sea el que gane el
estaba muerto.
¡PRIMEROOOOOOOOOOOOOOOOO!
ResponderEliminarjajajaja
EliminarLos soplones siempre tienen el final que merecen.
ResponderEliminarpues si! al final reciben lo que merecen!
EliminarUn final que imagino sabía desde el principio...
ResponderEliminarSaludos Gary
pues si, no tiene escapatoria!
EliminarEn el colegio les llamaban los acusicas, siempre hubo y siempre los habrá, pero en estos ambientes que reflejas en tu micro las consecuencias de chivarse seguro que le traen muy malas consecuencias.
ResponderEliminarUn saludo
Puri
aqui les decimos acesetas jejeje y siempre hay en todos lados.
Eliminar