Talos y Laertes : El corazon de Tebas

Laertes miraba a Talos mientras dormía, su cuerpo desnudo dejaba ver su poderosa presencia, las cicatrices de su cuerpo no lo afeaban lo hacían más bello, Laertes siempre lo admiro como lo hace ahora, como lo hace siempre ¿Cómo puede dormir tan tranquilo? Pensaba para sí mismo mientras acariciaba los vellos de los muslos, Falta muy poco para que salga el sol y Laertes sabe muy bien que no volverán a ver un nuevo amanecer.

Laertes luchara por defender a su amado y acabara con el enemigo que ose atacarlo, el está muy seguro que su amado Talos haría lo mismo.

Laertes no puede resistirse y acaricia el muslo de su amado tratando de memorizar cada vello cada cicatriz, juega con los vellos del ombligo y se desliza hacia el sur, las caricias despiertan a ambos soldados, Talos con un sonoro bostezo estira sus brazos y aprisiona el musculado cuerpo de Laertes y ambos se dan un beso apasionado.

Ambos saben que su muerte es segura, el ejército de Filipo II de Macedonia es imbatible y saben que sus fuerzas no podrán derrotarlos, pero eso no es impedimento para enfrentarlo en batalla.

Talos acaricia la cabellera de Laertes y apoya su cabeza en su pecho, este corazón late por ti, le dijo en un susurro que fue interrumpido por un beso intempestivo.

Durante la batalla Laertes y Talos eran una fuerza imbatible, Laertes tenía la fuerza y experiencia de sus 24 primaveras y Talos la agilidad y bravura de sus 19 años, ambos luchaban codo a codo y todo aquel que se acercaba a ellos era fulminado con ataques poderosos y rápidos, no había lanza o espada que pudiera herirlos, hasta que el mismo Rey Filipo II apareció en el campo de batalla, el había divisado desde una colina la forma de combatir de aquella pareja, el Rey sabía muy bien de la reputación del Batallón sagrado de Tebas, donde los soldados estaba ligados por el amor que se sentían.

Filipo II bajo de su carruaje y señalo a los dos con su espada, detrás suyo iba su hijo Alejandro de 12 años, un niño de rizos rubios y carita de niña, dos soldados inmensos los custodiaban, Filipo con voz de trueno dijo a su Hijo Si muero tú serás rey y todos ellos tus súbditos. El Joven Alejandro observo la belleza de sus enemigos y se limito a asentir en señal de entendimiento.

Pocas personas habían visto luchar a Filipo II, su agilidad y destreza con las armas era impresionante, se acerco a los dos amantes y los señalo con su espada, hoy morirán bajo mi espada…

CONTINUARA...