Yo una vez soñe...

Yo una vez soñé que podía hacer milagros, como todos los sueños las cosas no son coherentes, ahí el tiempo y los lugares se mezclan.

Recuerdo algunos detalles nítidamente y otros no. Recuerdo que comenzó cuando me baje del carro vi a un chico con labio leporino, tendría unos 20 años, se le veía tímido era obvio que su cicatriz le había causado esa timidez, lo mire a los ojos y el rehuyó mi mirada, yo avance y cuando estaba a unos metros de él, sin saber porque sentí la necesidad de acercarme, y cuando lo tuve delante me acerque y puse mi mano sobre su boca, fue solo unos segundos pero él se asusto y trato de liberarse y pude darme cuenta que la cicatriz había desaparecido, los dientes eran ahora derechitos y blancos, el rostro era el de un hombre guapo, primero vi en su rostro confusión y luego alegría, cuando vi su sonrisa me sentí satisfecho y seguí con mi camino hacia mi trabajo.

A lo lejos voltee y vi al chico arrodillado y estiraba sus brazos al cielo y gritaba Milagro! Milagro! 

La velocidad del chisme es la misma que la del sonido por eso cuando llegue a mi trabajo ya todos sabían la noticia, todos me miraban raro. Una señora muy amable se acerco a mí y sin decirme palabra alguna se arrodillo a mis piernas y me abrazo y llorando me dijo mi mama se está muriendo!! Era la hija, la forma en que me lo pidió me arrugo el corazón y no pude decirle que no, la señora estaba conectada a una maquina que la ayudaba a respirar, me acerque a su oído  y le dije Maria (no sé cómo pero sabia su nombre) vámonos a casa y como si fuera magia todos los tubos y mangueras desaparecieron como si fueran humo y ella se incorporo y con fuerzas renovadas bajo de su cama. Ya puestos en el asunto de hacer milagros me dije Yo mismo y ¿porque solamente a ella? Y decidí irme habitación por habitación y fue así que desaparecí el cáncer de pulmón de un hombre de 30 años, unas varices espantosas, resucite unas piernas muertas y un niño dejo de ser Down de un momento a otro.  Y sin darme cuenta había pasado tiempo.

La gente me seguía en las calles, suplicaban y lloraban por un milagro, me entere que un compañero de trabajo vendía fotos mías y que el administrador de mi trabajo ya había empezado a separar citas conmigo a precio de oro en un consultorio de la clínica donde trabajo, un grupo de gente bien intencionada se había auto nombrado mis guardaespaldas y golpeaban a todo aquel que osase acercarse a mí. El mundo se puso patas arribas. 

En las calles la gente tenía estampitas con mi nombre y dormían en la vereda frente a mi casa, yo trataba de hacer mi vida normal, pero era imposible.
En el gimnasio algunas “devotas” guardaban en frasquitos mis gotas de sudor que suponían milagrosas. El mundo era un infierno. 

Meditaba sobre el significado de mi sueño y no llegue a ninguna conclusion, pero me di cuenta que a veces las cosas buenas siempre saca lo peor de la gente.