Mateo nació en un barrio pobre, tan pobre como lo eran sus padres, las malas lenguas decían que la madre era la lavandera del párroco del pueblo y que el padre era un vendedor de lociones que un buen día desapareció del horizonte, que lo asaltaron y arrojaron al rio decían algunos, que se fue con otra mujer decían los otros. Lo único cierto era que Mateo era huérfano hasta que la verdulera lo acogió en su casa.
Mateo era especial, feo como un golpe en lo huevos pero amable como un Ángel. La verdulera noto que era especial el día que lo rescato, la madre llevaba dos días de muerta cuando la encontraron, el hedor que emanaba la casita alarmo al pueblo aquel verano. La verdulera fue la primera en entrar y encontrar el cuerpo hinchado y hediondo de la madre. Y Mateo estaba en su corralito y ahí fue donde la verdulera se dio cuenta, en donde se encontraba Mateo no se percibía ningún olor desagradable.
Y así creció Mateo rodeado de un halo de virtud bastante extraño, las fiebres desaparecían tan solo con su contacto, su risa era contagiosa y su palabra sincera, como todos los niños de su edad era travieso pero estaba exento de esa crueldad innata en los niños. Su cuerpo esmirriado, su cabello negro y duro y aquel labio leporino no hacían juego con la belleza de sus ojos. Eran de un color marrón muy claro, algunos la comparaban al color de la arena de playa y lo que más llamaba la atención era el brillo que tenían.
Mateo cumplía con sus obligaciones dehijo de la mejor manera, la verdulera tenía hijos mayores que ya habían abandonado el nido, 6 de sus 8 hijos estaban vivos, el mayor murió en la guerra y el último murió con un cuchillo atravesado en la garganta. Mateo cortaba y lavaba las verduras de tal manera que cuando eran exhibidas se veían apetitosas y frescas, con mucha paciencia limpiaba los tomates, pulía las zanahorias y betarragas.
Un buen día una compradora inusual se acerco al puesto de la verdulera, Se que es inusual lo que le voy a pedir dijo la mujer necesito toda la Ortiga que usted me pueda conseguir, este pedido desencadeno preguntas y respuestas, Una preguntó ¿Para qué necesita la Ortiga?, para calmar mis temblores y aliviar el frio de mis pies respondió la otra, intercambiaron recetas, se preguntaron por sus hijos asi como hacen las mujeres que recién se conocen en el mercado y la verdulera con el mayor animo de ayudar le dijo a Mateo Toca sus manos hijito y ahí se registro el primer milagro del niño.
Al día siguiente todo el pueblo sabia del milagrero y como sucede en los pueblos el rumor creció como una ola. A los 4 días Mateo era responsable de hacer caminar inválidos y de devolver la vista a los ciegos y de la noche a la mañana la casa de la verdulera se convirtió en un sitio de peregrinación.
Unas semanas después la verdulera dejo de serlo, ofrecía los servicios de su hijo a cambio de una dadiva que dependiendo del donador podía ser una vaca entera como una canastilla de huevos. Así desfilaron delante de Mateo ciegos, cojos, impotentes, asmáticos y tullidos. Los ojos de Mateo se apagan día a día pero nadie parecía notarlo, todos veían en el las esperanzas para recuperar su salud.
Así pues se formaban colas delante de la casa de la verdulera, gente dormía en la calle esperando que Mateo se despierte para curarlos. La verdulera vio a Mateo llorar por primera vez y su llanto la entristeció tanto que pudo darse cuenta de su error pero ya era demasiado tarde. Salió y boto a los que invadían su casa y la calle frente a ella, Egoísta! le gritaron algunos, perra! le gritaron otros, los ánimos se caldearon, un codazo se respondió con un puntapié, un patada con un navajazo y luego de un momento había una batalla campal entre tullidos, ciegos, cojos, mudos, sordos todos desesperados por curarse.
Un hombre tenía a Mateo sujeto de la mano le gritaba cúrame! y los preciosos ojos del niño se inundaban de lagrimas, CURAME!!! Grito otra vez. NO, cúrame a mí, grito otro y de pronto todos empezaron a pelearse por el niño, La verdulera que era una masa amorfa en el piso alcanzo a ver con el único ojo sano que en el lugar donde antes estaba Mateo había ahora una masa amorfa de carne y vísceras.
Esto es como lo de la gallina de los huevos de oro, o el don del REY MIDAS, que al final todo lo bueno lo terminamos jodiendo por avariciosos e insensatos... ¡los humanos somos así! Y encima, en la necesidad somos capaces de sacar lo mejor de nosotros (la verdulera acogió al niño cuando nadie le quería) y también lo peor (los tullidos se cargaron a MATEO en su afán de poseerlo en totalidad) ¡Qué le vamos a hacer somos así de paradójicos! Muy buen relato con una moraleja en nada sorprendente, todos somos así, desprendidos y nobles para unas cosas, y auténticos cabrones para otras...
ResponderEliminarEl egoismo de la gente no tiene medida. Se cree que tiene "el derech" a que la ayudes con todos tus medios, aunque te perjudique. Y si te niegas te intentarán destrozar aunque ellos nunca se hayan hecho merecedores nunca de esa ayuda.
ResponderEliminarUn beso (terrible)
...si, como el cuento de La gallina de los Huevos de Oro.
ResponderEliminarChévere.
Observatorio Gay Granatense : si, tenemos la tendencia a arruinar nuestras cosas buenas!!
ResponderEliminarParmenio: suscribo lo que dices!
OKIPERU ®: sip, exactamente.
me entristecio mucho :(.caray, como de verdad hay gente asi...a mi me recordo a la peli del perfume :S
ResponderEliminarEl egoísmo, la desesperación, la insensatez, inexistencia de sentido común...
ResponderEliminarmejor no sigo enumerando.
Buen relato Gary, una extraña desazón me invade luego de leerlo...quiero ser civilizada como los animales...
abrazote grande.
Pancho: si, en eso mismo pensaba yo, cuando escribi el final.
ResponderEliminarMiyita!!! que bueno verte por aca!! pues si a veces no me queda bien claro quienes son los irracionales si ellos o nosotros!!! Un besote para ti!
El egoísmo de las personas no tiene límites.
ResponderEliminarun abrazo,
Romek
Jóé... que final..pobre Mateo!
ResponderEliminarsi es que la gente solo sabe mirar su propio ombligo y no van mas allá. Hay que ser un poco más generoso y dejar de pedir a todas horas... Odio el egoísmo.
Besos
Ut
Romek Dubczek : asi es, no tiene limites.
ResponderEliminarUt: Sip a veces hacemos solo no que nos conviene.
Se veía venir ufff me entristeció, todo iba tan bien que así como tuvo un nacer abandonado tuvo un final terrorífico, tienes una imaginación cuantiosa querido amigo, un deleite leer cada frase te transporta, te lleva por vaivenes que al final te suelta con un suspiro de admiración, abrtazos lindo Gary!!!
ResponderEliminarVivianne: muchas gracias!! viniendo de ti, me parece el mejor de los piropos!! Un beso para ti!
ResponderEliminarporque se onvirtio en una masa amorfa de viseras?
ResponderEliminarlos lisiados tratando de arrebatarselo terminaron matandole y lo convirtieron en una masa amorfa de visceras.
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