Favor con favor se paga!

Iba a contar sobre lo cansado que estoy, que el trabajo me tiene muy atareado y que mi stress ha hecho que me den ataques de sueño durante el día y de insomnio durante la noche jajajaja que mala suerte la mía! Jajaja

Pero no, no es eso lo que te voy a contar, me pasaron dos cosas muy bonitas, primero las palabras de Alvaro, aquí les pongo el link, me subieron el ánimo y me tiene caminando sobre algodón!

Pero lo otro es de esos acontecimientos cósmicos que le ocurren a uno de vez en cuando, pero primero retrocedamos un poco en el tiempo. El siglo pasado cuando era un escolar imberbe iba a tomar el carro de regreso a mi casa y las monedas que guardaba en mi pantalón se deslizaron por un hueco del bolsillo.

Y ahí estaba yo sin pasaje! Sin nadie a quien pedirle prestado, ya eran más de las 4, (había estado jugando con mis amigos y fui el ultimo de irme) Para llegar a mi casa tenía que recorrer un camino larguísimo y para llegar a pie debía cruzar por la zona insegura de Barranco, en esos tiempos era por todos conocidos que por ahí te robaban hasta dejarte calato! Hoy en día es diferente! Te roban hasta calatearte si no compras las drogas que por ahí se vende.

Yo usaba estas monedas de niño

Ya eran casi las 5 y no se me ocurrió mejor idea que pedirle a cualquier peatón que me preste dinero, muchísimos me dijeron que no, me mandaron a volar, hasta que un señor accedió a darme los S/. 0.20 centavos (que era el pasaje en esa época de un escolar) no sin antes decirme que Yo tenía una deuda con el! Y que para pagar mi deuda debo ayudar a otra persona, en la misma forma que él me había ayudado, yo dije que sí.

Llegue a mi casa, le conté a mi mama y olvide la deuda hasta ayer. Salía de mi trabajo, cuando cerca del paradero un escolar de uniforme verde me dijo, Señor me puede prestar 1 sol, no tengo para mi pasaje, mi cerebro hizo una pausa, las palabras del niño me recordaron a mi mismo en la situación que arriba he contado. Los ojitos del niño estaban acuosos y en su carita una expresión que era mezcla de tristeza y vergüenza, no es fácil mendigar dinero, eso lo sé.

Le di 3 soles, ve a tu casa, ten mucho cuidado de hablar con extraños, pero recuerda que tienes una deuda conmigo y que la debes pagar ayudando a una persona como yo te he ayudado a ti. La carita del niño se alegro y afirmo con su cabecita, se despidió con un sonoro y alegre “gracias Señor” mientras se despedía con su manito chiquita, Yo le sonreí y camine más ligero luego de haber pagado una deuda de años.