Japon siglo XVII
Haru vivía al sur de Fukushima y al norte de Tochigui su aldea estaba en mitad de camino entre ambas ciudades y sus guerras habían desolado todo Japón, el invierno llegaba y no había que comer, un aldeano pobre como él no tenía más remedio que morir en su casa, víctima de una guerra que él no había iniciado.
Haru vivía al sur de Fukushima y al norte de Tochigui su aldea estaba en mitad de camino entre ambas ciudades y sus guerras habían desolado todo Japón, el invierno llegaba y no había que comer, un aldeano pobre como él no tenía más remedio que morir en su casa, víctima de una guerra que él no había iniciado.
En un arranque de
desesperación decidió un plan descabellado, pues es por todos bien sabido y si
no sabes ahora sí, que quien derrota a
un gran maestro en combate recibe una gran recompensa.
Así pues sin nada que
perder va en busca del gran maestro espadachín Raiku, maestro en el uso de la
espada y su técnica de los mil brazos se había hecho legendaria en todo Japon.
Haru solo había sostenido el azadón para abrir surcos en la tierra y nunca
había sujetado una espada en toda su vida.
Haru toco las puertas en
la gran casa del Maestro Raiku quien se encontraba en su jardín rodeado de
mucha gente, Haru vestía con ropa
andrajosa y llevaba una espada vieja y oxidada y con un gesto se inclino ante
el gran maestro y sujeto el mango de su espada.
Eso era una señal que
todos entendieron, aquel hombre andrajoso había retado a duelo al gran maestro
Raiku, el silencio se apodero de la muchedumbre y de pronto uno de ellos
estallo en risa señalándolo, burlándose de aquel hombre andrajoso con la espada
vieja y maltrecha, todos se burlaban y reían, el maestro Raiku sin embargo tomo
las cosas con la seriedad del caso.
Este leve movimiento era el desafío ante Raiku |
El duelo se acordó para
el día siguiente, al salir el sol. El Maestro Raiku se encerró en sus aposentos
preocupado Quien es aquel hombre, que se
atreve a tocar la puerta de su casa para desafiarlo, no cualquiera se atreve a
tanto, solo alguien seguro de sí mismo osaría tamaño desafío.
El maestro Raiku recordó las
historias que circulaban, una mas descabellada que otra, recordó una historia
de un samurái que derroto a su contrincante usando solo una ramita, recordó también
a los monjes que hacían votos de pobreza y que dedicaban su tiempo a
perfeccionar sus artes marciales, las dudas lo asaltaban. Solo alguien así se atrevería
a tocar su puerta.
Al día siguiente, ambos
se encontraron al alba, hicieron una ligera reverencia el uno al otro y
adoptaron sus posturas de ataque, el hombre andrajoso no tenía expresión y su posición
no delataba técnica alguna, el Maestro Raiku sopeso las cosas, si perdía en
combate perdería la vida y su prestigio, así que actuó rápidamente sin darle
tiempo a su contrincante para atacar.
Ofreció su espada en
señal de respeto, Ud. ha ganado Maestro, es la primera vez que soy derrotado en combate, y
si no es mucho inconveniente me atrevo a preguntar con respeto de que escuela
es Ud. Maestro, el pobre Haru que no entendía que acababa de suceder se
limito a decir Soy de la Escuela del Hambre y recibió la espada confundido.
Y fue así que comenzó la leyenda de Haru, con el
tiempo la gente añadió más cosas, que el combate duro tres días y muchas cosas más,
pero así sucedió, me lo conto mi abuelo Haru
Esto es una adaptacion de un cuento japones!
Esto es una adaptacion de un cuento japones!
Cuando honor y fuerza eran un grueso filo no en la espada, sino en el alma del guerrero.
ResponderEliminarpues si! aunque la duda termino por vencerlo
EliminarMi abuelo materno solía decir que na "necesidad obliga"...Y este relato, lo certifica.
ResponderEliminarUna reflexión interesante.
Saludos
Si esa era la idea
EliminarBien Haru!
ResponderEliminarEl hambre agudiza el ingenio.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues si!!
EliminarExcelente.. me encantó... y el personaje es espectacular!
ResponderEliminarcual de los dos?
Eliminaruna bella y apasionante historia....feliz dia para vos!!!
ResponderEliminarmuchas gracias!
EliminarHay guerras que se ganan sin combate de por medio.
ResponderEliminarSaludos
Pues si! asi deberian ser todas las guerras
EliminarMe extremesen estas historias Garys, que título eso de la escuela del hambre... me recordó a los juegos de...
ResponderEliminarjajajajajaja es que saliendo de la escuela , juegas! jejejeje
EliminarAmigo, Gary. Me ha gustado mucho esta fantástica leyenda. Aquí en España hay un dicho que dice: "eres más listo que el hambre", y así, lo fue Haru, que consiguió con su silencio hasta el final, una gran victoria psicológica.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muchas gracias!! pues si! el hambre agudiza nuestro ingenio!
EliminarMe acordé de la pelicula 47 Ronin xD
ResponderEliminarOh dios!!
EliminarEntonces los miedos del guerrero experimentado valieron más que su confianza? :S
ResponderEliminarpues el miedo y la incertidumbre provocan muchas cosas, mira lo que le hizo a Haru y a Raiku!
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