Embé no lo pensó dos veces,
cuando se entero de la noticia, llamo a su madre para decirle que iba a Haití a
prestar ayuda.
El país estaba en ruinas
incluso antes del terremoto y por eso la Abuela de Embé salió huyendo de la
pobreza en busca del sueño americano. Embé soñaba con las historias de su
abuela, donde la magia y el vudú jugaban un rol importante, donde el amor y el
odio se mezclaban tejiendo historias.
Pero su llegada no fue lo
que esperaba, una hora después de bajar del avión fue asaltada por el mismo
taxista que la llevaría a su destino, la ciudad era una ruina pero su instinto
de mujer le advirtió que algo estaba mal cuando se dio cuenta que el hombre no dejaba
de mirarla por el espejo retrovisor.
Cuando se detuvo en un callejón y otros dos hombres abrieron las puertas su instinto de conservación la hizo salir disparada del asiento, los dos hombres la siguieron pero ella corrió sin saberlo hacia un callejón sin salida.
Cuando se detuvo en un callejón y otros dos hombres abrieron las puertas su instinto de conservación la hizo salir disparada del asiento, los dos hombres la siguieron pero ella corrió sin saberlo hacia un callejón sin salida.
Los ojos libidos de los hombres le hacían saber de
antemano su destino cuando de la nada apareció un perro que mostrando sus
dientes se interpuso entre ella y ellos. La acción decidida del perro o tal vez
el ulular de una sirena que se acercaba hizo retroceder a los hombres que
huyeron en dirección al taxi.
El susto
hizo que las piernas de Embé flaqueen y caiga al piso por el peso del miedo. El
perro seguía ahí mirándola con la cabeza ladeada con un gesto amical,
incluso hasta podría decirse con una sonrisa en el rostro.
Embé lloro por un rato mientras abrazaba sus piernas,
le tomo unos minutos volver a encontrar su valor, pensó para sí misma, una
llamada telefónica será suficiente para pedir un giro y asunto solucionado,
limpio sus lagrimas y pudo ver claramente a su salvador.
Un perro que daba lástima,
el pelo desordenado y largo de varios colores parecía estar hecho de retazos,
pero con unos ojos expresivos que parecían hablar. Pensó en voz alta, Necesito
llegar al hospital y el perro la miro como si la entendiese, le
ladro y corrió en dirección a la calle, pero Embé no entendía lo que quería el
perro, este se acerco hacia ella y con un ligero mordisco jalo el pantalón para
que lo siguiera.
Embé que no tenía nada que
perder lo siguió, en sus bolsillos tenía un billete de cinco dólares y las
llaves, el perro la guio por calles, caminando feliz a su lado. Ella entendió
por un momento la vida de los ciegos que van por el mundo sin saber con certeza
por donde, confiados en las decisiones de sus perros. Con el único billete que
tenia pudo comprar unos panes con fritangas comió uno y el otro se lo dio al
perro que educado como parecía lo cogió y lo puso en el piso mirándola
fijamente haciéndole saber que tenía hambre, pero no de pan sino de compañía.
Luego de muchas horas
caminando llegaron por fin al hospital donde Embé trabajaría como
voluntaria. En la puerta había un negro gordo que miraba a todos lados buscando
algo, cuando sus miradas se encontraron se reconocieron, Doctora grito
el negro mientras se acercaba a ella, me asaltaron respondió
ella pero si no fuera por el no hubiera llegadovolteo
señalando hacia abajo pero no había nada, el perro había desaparecido tan
rápido como apareció.
Embé entro al hospital y sus cuitas se vieron
reducidas a nada al ver el sufrimiento de los demás. Así pasaron tres meses,
cuando uno se expone mucho al dolor uno termina cubriéndose con una coraza de
insensibilidad para protegerse.
Su abuela y su madre la recogieron en el aeropuerto y ya en casa sus lagrimas brotaron como dos ríos sobre su negra piel, ella conto todo a progenitoras desde el perro que la ayudo, pasando por las amputaciones, los partos antes de tiempo, las fracturas expuestas y las palabras salían de su boca liberándola de la pena, diluyéndose en el aire como sus palabras.
Ya era más de media noche cuando termino su relato y
las tres decidieron ir a dormir, Embé acompaño a su abuela a su cuarto y
mientras se despidió de ella y antes de apagar la luz vio un foto en color
sepia en la pared, ahí estaba su abuela una negra joven de busto generoso
con un pañuelo de bolitas en la cabeza, su madre una niña de 8 años las dos
posando para la posteridad y al lado de ellas el perro que la había rescatado
en su primer día en Haití.
Qué hermosa historia!!!!! Me encantó y pareciera como si hubiera vivido ahí! Tu forma de relatar envuelve de principio a fin.
ResponderEliminarMe encantó!
Un beso y buen lunes!
Muchas gracias Marite! muchas gracias!
EliminarBonito relato, con ese "ángel de la guarda" en forma de perro pulgoso.
ResponderEliminarUn saludo.
jajajaja Si, yo quiero un perro asi! o que regrese mi Camilo!!
EliminarLa manifestación del vudú que ella tanto quería...
ResponderEliminarBuen relato Gary.
Saludos
jajajaja si! Y es que el VUDU no es lo que nos han hecho creer! no tiene la connotacion negativa que nos hacen ver en las peliculas!
Eliminaruyyy me encantaria ir hacer trabajo social en Haiti....hermosa historia para comenzar la semana!
ResponderEliminarOOoook
EliminarHaití es el paraíso de los contratistas norteamericanos, donde se exporta la corrupción del Estados Unidos.
ResponderEliminarSugerencia: Buscar en Google "haiti paraiso norteamericano"
esteeeeeee.... leíste la entrada???
EliminarHay de tí Haití, es un país que me causa tristeza, pues de ser la Española la isla más bella del Caribe en su parte occidental es devastada por la deforestación, la pobreza, las pestes, los terremotos y etc. el viernes aquí hubo un temblor de7.2 en éscala Richter y bueno gracias a Dios no hubo víctimas, extraño que ese sismo en la isla que mato a miles y miles y dejo en la calle a muchos más fuera un temblor menor, comparado con los terremotos de quienes habitamos cerca del pacífico.
ResponderEliminarSe necesitan muchos perriángeles por allá....
Pues si! Haiti esta de cabeza desde sus inicios!!
EliminarQué bella historia, Gary. Las historias de ángeles me emocionan. Y qué triste la historia de Haití. Necesitaría más que un ejército de ángeles para empezar a ver la luz. Un abrazote, Gary.
ResponderEliminarMuchas gracias! me gusta que te guste!
Eliminarel perro es el mejor amigo del hombre, y esa amistad puede trascender el espacio y el tiempo
ResponderEliminarPues si! yo he soñado varias veces con mi Camilo!
EliminarMe encanto tu historia :)
ResponderEliminarMuchas gracias!!!!
EliminarNo la recordaba pero me ha encantado. Vamos, que era más de esperar que un humano se reencarnase en el perro o algo así y que la ayudase... realmente la ayudó porque sabía que Embé iba a hacer un montón de cosas por los necesitados...
ResponderEliminarBcios ricos
pues si!
EliminarBuena historia, misterio.
ResponderEliminarmuchas gracias!
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