en Emergencia!

Hace unos días no tenía nada que escribir y estaba medio tristón por eso, escribir es como ejercicio para mí, además claro la forma en que también hago mis catarsis. Así que pensando sobre que escribir me senté en la salita de emergencia y observe. En una salita de emergencia ves muchas cosas.

Llego la madre primeriza desesperada porque su hijito (estaba vestido con ropones celestes) no dejaba de llorar, la pediatra de turno atendía un niño en UCI y no podía bajar a ver al pequeño, luego de 20 minutos bajo y la madre estaba hecha una furia amenazando con que denunciaría a la clínica. Si hay algo que digo siempre es que los pacientes son impacientes.

Momentos antes un hombre mayor que se quedo dormido en su silla y se golpeo con la esquina de la pared esperaba a que le cosan la herida mientras el resto de sus familiares llegaban uno a uno, los nietos eran los más preocupados, llegaban preguntando por el abuelo y cuando veían a sus familiares se acercaban para averiguar.

Llego también un hombre doblándose de dolor, al verlo reconocí de inmediato su problema, yo lo padecí una vez, un cólico renal! El hombre estaba pálido de dolor, el vigilante le acerco la silla de ruedas y lo sentó y lo metió en un santiamén en una de las camillas para aliviarle el dolor.

Yo seguía observando, las reacciones de la gente son maravillosas, vi a la madre salir agradecida casi besando la mano de la pediatra, su niño estaba mejor y ella estaba aliviada.

Luego vi a los familiares del abuelo, las nietas lloraban y los nietos tenían cara de asustados, eran como 10 jóvenes entre 17 y 25 años. Cuando la puerta de emergencia se abrió y salió el señor en silla de ruedas la más joven se lanzo sobre su abuelo, los chicos respiraron aliviados diciendo que la cabeza del abuelo es dura y que resistirá muchísimas caídas, comentario que arranco la risa del abuelo, el se paro y todos sus nietos lo abrazaron, sentí envidia en ese momento.

Me sentí avergonzado por sentir envidia, finalmente me pare para despedirme y vi salir al hombre del cólico, ya tenía color en el rostro y un aire altanero que no le había visto se hizo visible, trato a la admisionista como si fuese una esclava suya, un aire de superioridad que en realidad lo hacía verse ridículo.

En una salita de emergencia uno ve de todo!