Solo el mar y yo!

Quería estar solo el fin de semana para pensar pero por sobre todas las cosas no quería estar en casa.

Me metí a la ducha y 5 minutos más tarde salí de casa con rumbo desconocido, pensaba ir al cementerio, pero el destino me llevo a otro sitio.

Mi niñez en el colegio fue al borde del mar, el olor de la brisa marina es el recuerdo más fijo de los días que iba al colegio. Rumbo a Chorrillos me dije a mi mismo, quería caminar y lo hice.

Hay un lugar especial para mi en chorrillos, el Malecon, ahí donde donde la brisa marina te golpea en el rostro con ese toque salado, ahí donde puedes ver el Callao! Y los edificios de todos los distritos costeros! Ahí donde de colegial iba con mis amigos a jugar football o a perder el tiempo luego del colegio.

Pero todo ha cambiado, el malecón estaba siendo remodelado y una querella judicial ha detenido las obras dejando el precioso malecón en un horrible terral con mira al mar. 

Eso no me detuvo segui caminado, bajo un sol maravilloso, yo en polo y short y zapatillas la brisa me refrescaba y me daba fuerzas para continuar. Justo antes de bajar por la escalera que llega al muelle vi un puestito de raspadillas algo que no comia en años! Me detuve y pedí la más grande, ¿el costo? S/. 1.5o ¡una ganga! La pague sin pensarlo dos veces y mientras la devoraba me preguntaba habran usado agua potable para hacerla, pero ya era demasiado tarde ya me había comido mas de la mitad. Algo curioso, el niño que vendia raspadillas era poco común, si le quitabas la mugre de la cara y sobre todo de las uñas (si era un asco!) podía tranquilamente pasar como modelo de catalogo, ¿Que haria vendiendo raspadillas?.

Baje las escaleras, estaban en tan mal estado que me parecía que caería en cualquier momento, demasiado empinadas para mi gusto, me cruce con personas que parecían rateros, pero mi estatura es un factor disuasor para cualquier raterillo de poca monta. 

Ya en el muelle, que pobre y triste me parecía, no retrocedería! Ya estaba ahí, la brisa marina me acaricia el rostro y el vaivén de las olas me marea, me puse a observar a la gente, sus maneras, vi gente pobre pescando, comerán lo que pescan hoy? Lo venderán? y una señora muy amable me pregunto, Joven ¿no desea pasear en bote? y me trepe a uno y me puse a escribir lo que estas leyendo.