El huevo de mi Abuela!

Un dolor espantoso de cabeza me hacia llorar por las noches, una venita en mi ojo derecho reventó y mi ojo parecía de terror, pero no podía faltar al trabajo, me vio el internista y el neurólogo y no pudieron determinar el origen de mi migraña.

El dolor se notaba en mi cara y mi abuela estaba preocupada le conté sobre mis dolores de cabeza y ella lo primero que me dijo es Te paso el huevo hijito y yo me negué, tenía en mi trabajo varios medicamentos a mi disposición y ya tenía mi consulta separada con el internista de mi trabajo.

El internista no vio nada malo y me mando con el neurólogo quien luego de algunos exámenes, (que me dejo con una mano atrás y la otra adelante) determinaron que no tenía nada mal! Transcurrió casi una semana y el horrible dolor solo disminuía por momentos pero en la noche volvía con intensidad, fue por esa época que empecé a dormir mal, como hasta ahora.

El sábado cansado de tanto dolor y por lo repetitiva que era mi abuela que me repetía a cada rato, Hijito te paso el huevo y que yo me negaba y negaba hasta que finalmente acepte, no tenia nada que perder.

Trajo un vaso grande con agua y un huevo, me eche en el sillón y empezó a rezar, una letanía que según me parecía era la mezcla del padre nuestro con el credo, sus manitos suaves pasaban por mi cuerpo, hacia rodar el huevo por mi cuerpo, sobre todo en la cabeza y el pecho, y como si fuera un jabón recorrió cada recoveco mío.

No le tomo mucho tiempo, me dijo que me sentara y que cierre los ojos, escuche el sonido del huevo contra el borde del vaso y luego escuche su voz de asombro, que te han hecho hijito! Luego escuche sus pasos alejarse en dirección al patio, arrojo el contenido a la taza del baño.

Mi cuerpo estaba cansado y de manera prodigiosa, lo que no lo logro, el migristene, ni dorixina, profenid, tonopan, excedrin, aspirina, y otros medicamentos que me recetaron lo hizo ese huevo y mi abuela. El dolor desapareció milagrosamente (mágicamente, inexplicablemente) y el cansancio y el sueño se apoderaron de mi y dormi en aquel sillón hasta el día siguiente.

Tengo un dolor horrible y recordé los cuidados de mi Abuela, Te extraño Mama Estela, te extraño y te recuerdo siempre. Nunca entendí como lograste aquello! Lo curioso es que al escribir sobre ella el dolor ha desaparecido!