Las gelatinas

Hace varios veranos fuimos mi primo Henry y yo a la playa, íbamos conversando de varias cosas, mis planes en la playa eran dormir mientras el sol me ayuda a ponerme negrísimo!

Esperábamos a los buses que nos llevarían al sur cuando él se aparto y lo vi conversar con un tipo de su edad.

Aquel tipo tenía en una bandeja de plástico gelatinas de colores en vasitos y en bolsitas. Cuando volvió lo vi con los ojos llorosos y su nariz roja. ¿Qué te pasa? Pensé que aquel tipo le había dicho o hecho algo a mi primo, pero no, Yo estaba equivocado.

Ese pata al que le compre las gelatinas era mi compañero de salón en el colegio y era el más inteligente, tenia los primeros puestos y era el favorito de los profesores y ahora vende gelatinas dijo haciendo un esfuerzo para que sus lagrimas no se derramen.

Lo que me conto me dejo frio, aquel chico parecía tener todas las condiciones para salir adelante, pero algo le torció el destino y termino vendiendo gelatinas en los paraderos. La tristeza de mi primo se me contagio, trate de cambiarle el tema y bromeamos de muchas cosas rumbo a la playa.

El clima está cambiando y estos niños que venden gelatinas empiezan a invadir los paraderos y me acorde de esto.