En el camino de mi vida

Caminaba por el sendero que dibuja mi vida y en el medio de mi camino apareció un Castillo que el día anterior no estaba ahí, era imposible no verlo, porque su presencia era imponente.

Se veía desde lejos que era un castillo con historia, con un pasado, no era difícil adivinar que había visto tiempos de guerra y de paz, tenía las heridas para demostrarlo. Sus torres eran tan grandes que parecían tocar el cielo, sus paredes eran solidas, fuertes y estables. 

Al acercarme sus puertas se abrieron y un aire cálido emanaba del interior, me atreví a entrar y vi en sus paredes una inmensa cantidad de cuadros, me acerque para ver en detalle las escenas que allí estaban dibujadas, pude ver princesas y príncipes, brujas y hechiceros, unicornios, animales de fantasía y muchos reales, vi personas dibujadas y vi lugares que no conozco, pero conforme iba avanzando me di cuenta que ahí estaba retratada la historia misma del castillo, como si guardara sus recuerdos en cuadros, como nosotros acumulaba sus recuerdos en imágenes, se que camine por los pasadizos un largo rato porque vi el sol empezando a ocultarse, cuando uno se entretiene el tiempo parece volar y llegue hasta el final de la torre más alta, llegue ahí siguiendo la secuencia de todos los cuadros y me sorprendió verme a mí mismo entrando al castillo retratado en un cuadro.

Una calidez agradable recorría el castillo y me sentí tan cómodo que decidí quedarme ahí a dormir.