Entrevistando a la Muerte

Tenía una cita pactada con la muerte, seria la entrevista de mi vida –jajaja que curioso juego de palabras- cuando le dije a mi editor quien sería mi entrevistada pensó que Yo estaba loco, me miro extrañado retiro el cigarro de su boca y me dijo Sabia que tarde o temprano ibas a tronar! Me dio una palmada en el hombro Carajo espero llegues antes del cierre de edición. El no me creía lo sentí en el tono de su voz.

Un buen periodista siempre protege sus fuentes así que por obvias razones no puedo revelar como contacte con la muerte, pocas personas me creerían y menos aun se atreverían a contactarla.

La puntualidad nunca ha sido un problema para mí, pero esta vez decidí llegar mucho antes de la hora es que siempre he escuchado a la gente mayor decir Uno no se muere antes o después de su hora o cuando uno se salva de milagro dicen Aun no te ha llegado la hora!, lo cual me hace pensar que la muerte es siempre puntual jajaja

Tenía todo listo, mi grabador tenía la memoria libre, dos tarjetas SD adicionales, las anotaciones donde había escrito mis preguntas y la pauta por donde quería que vaya la entrevista. Llegue media hora antes y me ubique en la mesa, nunca la había visto en mi vida así que no sabía cómo era, pero algo me decía que eso no sería problema para la muerte.

Me senté en una mesa al lado del ventanal lo que me permitiría ver la calle y sobre todo a mi entrevistada.

Pedí una gaseosa mientras esperaba,  me moría -jajajaja- por gritar a todos que ya era periodista y que esta era la entrevista de mi vida.

Momentos antes de las tres vi cruzar a una mujer tal vez unos 10 años mayor que yo, le echaba unos 35, un vestido floreado y tacos altos, su cuerpo era grueso, pero no se le veía obesa, su cabello recogido en un moño elegante que le daba un toque distinguido y moderno, la vi caminar en dirección a la entrada y cuando nuestras miradas se cruzaron estiro su mano saludándome con una sonrisa inmensa y preciosa, su parecido con Adele esa cantante rolliza que me gusta era increíble! La muerte había llegado a nuestra cita pactada.

La Muerte tenia un parecido increible con Adele

Me convertí en un manojo de nervios, mis manos empezaron a sudar copiosamente, respire hondo y trate de calmarme, trate de disimular mi nerviosismo mientras veía a la muerte acercarse a mi mesa, su caminar era seguro, elegante y con gracia. Su sonrisa parecía iluminar todo y con ese paso elegante se acerco a la mesa y con una sonora sonrisa  me dijo ¡Hola Francisco! Yo me pare para saludarla y estire mi mano pero ella me planto de manera efusiva un beso en cada mejilla. Queria decirle que me diga Pancho, como lo hacen mis amigos pero no me dio tiempo.

Me causo mucha intriga tu llamada –me dijo- Yo usualmente no acepto este tipo de situaciones, pero que aburrida seria la vida si una no rompe las reglas de vez en cuando dijo con una sonrisa traviesa.

¿Pedimos algo de comer? le pregunte

Si me muero de hambre dijo con una sonrisa y también de curiosidad…


CONTINUARA....